Alimentos a la basura

7,20 euros cuesta una comida en un restaurante financiado por el Ayuntamiento de una localidad del Duranguesado. Con un primer plato de ensalada de arroz o menestra de verduras, y un segundo de bacalao fresco, y un postre de helado o frutas. Y para beber, agua o vino.

Uno de estos días, en uno de esos restaurantes económicos, entre una veintena de comensales, casi la mitad de la comida que se les sirvió fue directamente a la basura…

Vivimos en la sociedad de la abundancia y el derroche, y hacemos alarde de lo uno y de lo otro, frente a los millones de seres humanos que padecen una de las hambrunas más extendidas de la historia.

Hambruna en todo el cuerno de Africa: Etiopía, Sudán, Somalia, Kenia, donde no ha llovido desde marzo de 2016 hasta mayo de 2017, las cosechas de maíz se han mermado en un 99%, 455.000 niños padecen desnutrición en Kenia, y 174.000 se han visto obligados a dejar la escuela.

Mientras tanto, entre nosotros, restaurantes y casas de comida, tal vez hasta muchos hogares, tiran a la basura la mitad de lo que se cocina, y millones de frutas y verduras son destruidas para que los precios no se hundan. Los alimentos se han convertido en un producto especulativo de primerísima importancia.

las arcas públicas, con el dinero de todos, financian ese mercado de alimentos que irán directamente a la basura, a aumentar los desechos que están contaminando el medio ambiente y ya no sabemos dónde tirarlos…

Mientras tanto, en aguas del Mediterráneo, cientos de miles de personas que huyen de las hambrunas y de la guerra naufragan y se ahogan, y otros tantos cientos luchan por encontrar en este mundo al que llamamos “civilizado”, continente de la abundancia y el derroche, un espacio donde poder vivir…

Honorio Cadarso es periodista