
La Pasión de Durango ofrecerá esta noche su última representación por este año. El espectáculo que organiza la asociación Juan de Iciar ha regresado con fuerza tras el parón motivado por la pandemia y el paso al frente que han dado sus integrantes más jóvenes.
Markel Ganboa y Sheila Ceide han sido dos de los rostros más buscados. Aun así, han encarnado a ‘Jesús’ y ‘María’ con la naturalidad de quienes han vivido desde pequeños los entresijos de una obra que viven en familia y con una complicidad muy especial. «Solo con mirarnos a los ojos ya sabemos cómo estamos cada uno. De siempre hemos tenido una conexión muy bonita», reconocen.
Markel tiene 31 años y es productor teatral. Sus primeros recuerdos de la Pasión se remontan a cuando tenía 9 años. «Fui con ama y mi hermano. Ya había ido el año anterior a ver a unos amigos y salí de la obra diciendo que yo también quería participar». Desde entonces ha protagonizado un buen número de papeles, aunque su mente había descartado prácticamente lo de hacer de ‘Jesús’.
«Sí que lo había pensado alguna vez siendo más joven, pero hace tiempo que no lo contemplaba», apunta. ¿Cómo se gestó entonces lo de asumir el papel protagonista del espectáculo? «Vino Marcos Echarte, el que iba a ser director, y me dijo directamente: ‘¿Haces de Jesús?’. En la misma llamada le dije que sí, que ‘pa’lante’. Me pareció una oportunidad única».
Su madre también fue ‘María’
Sheila tiene 28 años y es enfermera en el hospital de Basurto. En su caso, fue el propio Markel el que sugirió su nombre. «Me hizo mucha ilusión porque Markel y yo nos conocimos en el espectáculo de pequeños y siempre hemos tenido una relación muy estrecha. No pude asegurarles nada al principio por temas de trabajo, pero cuando vi que podría hacerlo fue un sí rotundo».
La joven ha seguido así los pasos de su madre, Mariola Fernández, quien también ha hecho de ‘María’ en distintas etapas. «Para mí ha sido muy emocionante porque, aunque quede feo decirlo por ser su hija, considero que mi madre bordó el papel. Así que es todo un orgullo poder seguir sus pasos. Además, ella ha estado ahí en todo momento, ayudándome a pasar el texto, apoyándome…».
«Punto de inflexión»
En lo que los dos coinciden también es en el acierto que ha sido contar con Marcos Echarte, un joven director de 22 años, al frente de la obra. «Lo de Marcos es impresionante porque, a pesar de que es una persona que no tiene nociones de teatro ni de ese mundillo, se ha ocupado de todo y ha mostrado gran profesionalidad. Ha sido muy cómodo trabajar con él porque tiene las ideas claras pero, al mismo tiempo, te da libertad para opinar. Es cercano, empático… ¡lo tiene todo!».
En cuanto al futuro de la Pasión de Durango, ambos esperan que las representaciones de este año supongan «un punto de inflexión». «Estamos encantados de que la gente joven haya asumido más responsabilidad para poder liberar un poco a los más veteranos y que se sientan respaldados».