“La medicina me ha mantenido hasta que el canto ha empezado a darme de comer”

Tiene 30 años y hace más de seis se trasladó a Barcelona para luchar por su sueño: ser cantante lírico. El zornotzarra Beñat Egiarte compaginó sus estudios de medicina y de canto para hacer realidad sus dos vocaciones. En la actualidad dedica el cien por cien de su tiempo a la música, aunque de cuando en cuando colabora con la Creu Groga de Calella y el Hospital de Blanes.

Sus maestros son la soprano Natasha Tupin y el pianista Josep Burforn, junto al que actuará en abril en el Zornotza Aretoa. Además ha completado ‘masterclasses’ con grandes como Renata Scotto o Montserrat Caballé.

-Has empezado a ser conocido para el gran público tras tu actuación en el Concierto de Navidad organizado por la Fundación Padre Arrupe y retransmitido por Televisión Española.
-El concierto de Navidad de la Fundación Padre Arrupe ha sido, sin duda, el más mediático de todos los que he dado, y ha sido un impulso importante para que la gente se fije en mí. Ojalá suponga un despegue, aunque todavía es demasiado pronto para saberlo.

-El año pasado lograste ser finalista en el prestigioso Concurso Internacional de Canto Montserrat Caballé. ¿Cómo fue la experiencia?
-Fue preciosa y desconcertante a la vez. Preciosa porque ser finalista de un concurso con el prestigio del Caballé es ya un premio, y más, teniendo en cuenta que fui el único tenor de la final. También fue desconcertante porque no me lo esperaba. Fui a ver qué pasaba. Superé varias eliminatorias y me planté en la final casi sin querer. Teniendo en cuenta que hubo 350 participantes de 143 nacionalidades diferentes puedo estar muy satisfecho.

-Desde pequeño has estado muy ligado al mundo de la música.
-Con 4 años empecé a estudiar violín, pero lo dejé un par de años después porque mi maestra se fue del pueblo y era demasiado pequeño para ir a Bilbao a tomar clases. Después empecé acordeón con mi madre y solfeo, y más tarde, trikitixa, claramente influenciado por mis abuelos paternos. Por la misma época empecé en el coro infantil de la Ikastola Andra Mari con Miren Peña y después en Abes-Kimu con Mireia Izagirre. Lo del cantó empezó a raíz de unos cursos de dirección coral de la Federación de coros que hice, precisamente, por recomendación de Mireia.

La medicina fue “un accidente”

-Pero decidiste estudiar medicina. ¿Veías difícil poder vivir de la música?
-La medicina fue un “accidente”. Era la vocación de mi adolescencia y empecé la carrera una semana antes que las clases de canto. Y la verdad, me ha venido de perlas para mantenerme económicamente hasta que el canto ha empezando a darme también de comer.

-Después de licenciarte decidiste marcharte a vivir a Barcelona.
-La decisión de volcarme en el canto la tomé por vocación y la de venir a Barcelona fue porque la vida operística es mucho más intensa aquí. Pensé que tendría más oportunidades y creo que acerté.

-¿Supone algún sacrificio especial ser tenor profesional?
-La palabra sacrificio tiene para mí una connotación negativa, prefiero hablar de dedicación. Para aspirar a la élite en cualquier profesión hace falta trabajar muchísimo. El canto lírico es un deporte para el que ponemos una musculatura de nuestro cuerpo al 100%, en este caso relacionada con la fonación. Que sea así requiere entrenamiento diario, una enorme perseverancia, un estilo de vida sano y una preparación psicológica adecuada. En resumidas cuentas, ser cantante lírico es más un estilo de vida que una profesión.

-Tengo entendido que Roger Alier, historiador y crítico de ópera, ha sido una persona clave en tu carrera.
-Sí, así es. Su fe en mí y en mi carrera está siendo fundamental. Me ha brindado muchas oportunidades y formación, pero nada comparado con el privilegio de ser su amigo.

Actuar en casa

-Después de actuar en recintos tan importante como el Gran Teatre del Liceu, el Palau de la Música Catalana o el Auditorio Nacional de Madrid, el próximo 4 de abril actúas en casa, en el Zornotza Aretoa. ¿Cómo esperas este concierto?
-Con muchísimas ganas e ilusión. El Palau, el Liceu… son las grandes plazas, pero mi gente es mi gente. Y actuar en casa conlleva un plus de ilusión.

-El repertorio que traes a Amorebieta es bastante variado, alternando obras de compositores vascos con arias de diferentes óperas y zarzuelas. ¿Por qué lo has escogido?
-Pensando en que disfrute todo el mundo. La gente que sea amante del canto disfrutará porque escuchará arias del gran repertorio del cantista, pero tendrá a su vez algunas obras de “lied” vasco casi inédito que les sorprenderán. Por otro lado, los menos expertos en la materia se encontrarán con canciones en euskera, algunas conocidas, y arias de ópera y zarzuela que les sonarán.

-¿Qué proyectos de futuro tienes?
-El principal es consolidar mi carrera. Estoy moviéndome para buscar quien me represente y me permita darme a conocer en teatros fuera de Catalunya. Como proyectos más a corto plazo tengo recitales en Barcelona, varias funciones de la ópera “La Fille Du Regiment”, y el tenor solista de “Carmina Burana” en el Palau de La Música Catalana.