La falta de profesionales para la atención al envejecimiento preocupa en Europa

Uno de los retos a los que se enfrenta la Unión Europea en relación a las políticas de bienestar social es la falta de trabajadores cualificados para atender las necesidades del colectivo de las personas mayores. En esta idea coincidieron ayer en la inauguración del VII Simposio Orue de envejecimiento en el domicilio, que se celebra en el BEC de Barakaldo, la especialista en Salud Pública de la Comisión Europea Inés García Sánchez y la viceconsejera vasca de Ordenación y Cooperación Sanitaria, Olga Rivera.

La apertura del simposio estuvo presidida, además de por Rivera, por Alfonso Gurpegi (viceconsejero de Asuntos Sociales), Andoni Rekagorri (director general de Administración y Planificación del Departamento de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia), Eneritz Iza (presidenta de Orue Eskola, entidad organizadora del simposio) e Iñaki Artaza (presidente del comité organizador y de la Asociación Vasca de Geriatría y Gerontología Zahartzaroa). Las conferencias inaugurales corrieron a cargo de Inés García Sánchez y el director del Ministerio de Asuntos Sociales de Finlandia, Klaus Halla.

Alargar la vida laboral

Varios de los participantes convinieron también en que la sostenibilidad de los servicios sociales precisa alargar la vida laboral de las personas. “Los mayores de 55 años tienen más experiencia e independencia en la toma de decisiones y no tanta facilidad tecnológica, pero adaptando los espacios de trabajo pueden mantenerse activos y aportar sus conocimientos y experiencia a la sociedad”, incidió García Sanchez.

Esta especialista destacó que hay que dejar de ver el envejecimiento como un problema para tratarlo como un “cambio de paradigma”, teniendo cuidado de no crear un “conflicto intergeneracional” con los jóvenes que tienen dificultades para acceder al empleo.

Aumentar la vida saludable

García Sánchez se refirió a los desafíos que se plantean las instituciones y los países de la Unión en torno al envejecimiento de la población. El principal se centra, según explicó, en aumentar en dos años más los años de vida saludable de los mayores de 65 para 2020.  Este objetivo general se desglosa en tres acciones: “Mantener la vida activa y saludable a medida que se envejece, conservar a largo plazo el sistema social y sanitario tal y como lo concebimos ahora, y por último ser innovadores y competitivos, creando puestos de trabajo y riqueza en este sector”, concretó.
Esta especialista no cree que la crisis tenga que suponer una merma de los servicios de bienestar social.

El modelo nórdico

El director del Ministerio de Asuntos Sociales de Finlandia Klaus Halla resaltó que el modelo nórdico, en el que se inscribe su país, se basa en la universalidad, la garantía de una seguridad básica integral y la confluencia de muchos sectores en la prestación de los servicios a las personas. En el sistema de protección social finés colaboran el Gobierno central, los ayuntamientos y los empresarios, incluso las oenegés. “Los trabajadores pagan también su contribución y está aumentado. Las personas dedican entre un 5% y un 6% del sueldo a las pensiones”, de modo que el sistema “parcialmente financiado es bastante sostenible”.

Halla destacó la planificación y previsión con que se trabaja en su país en esta materia. “No se puede organizar un modelo de bienestar como el nórdico en pocos años, se necesitan décadas”, remachó.

Nueva ley

Una nueva ley que debatirá próximamente el Parlamento prevé, entre otras medidas, dotar de más competencias a los ayuntamientos para “desarrollar los servicios que ya tienen y reforzarlos”. Halla considera muy importante la cercanía de las instituciones que prestan los servicios y los usuarios. “La idea es que se escuche a las personas mayores antes de adoptar decisiones que les afectan”.

El especialista finés ofreció recomendaciones a los gobiernos del sur de Europa para el debate en torno a la sostenibilidad de los servicios sociales que está suscitando la crisis económica. “Atravesamos una recesión grave a comienzos de los noventa y fue una llamada de atención que ahora está llegando a Europa”.

En ese momento, Finlandia alcazaba un nivel de desempleo del 15 al 17% de la población activa. Hoy se mantiene en el 7-8%. “Se vio que la reducción de gastos era inevitable”.

Recortes sin protestas
Sin embargo, la transición se realizó sin conflictividad social “porque tenemos un sistema tripartito de negociación y todos los agentes se sientan a hablar”. Por medio de acuerdos se reformó el sistema de pensiones y se aumentó la edad de jubilación. Además, se crearon servicios descentralizados y universales con la participación de importantes oenegés en la asistencia a la tercera edad.

I+D+i

Los ponentes consideraron también imprescindible desarrollar la investigación, el I+D+ i, en el área de las personas mayores para atender debidamente a los usuarios con profesionales competentes y desarrollar el potencial de creación económica y empleo que encierra este sector.