“Apostar por el teatro hace 25 años en un pueblo era una jugada muy arriesgada”

“Somos cortos de memoria por naturaleza” afirma el elorriarra Luis Madina. De ahí la importancia de plasmar en imágenes los recuerdos y la historia para “mantener la identidad”. Este es el caso de la exposición inaugurada este viernes en Iturri Kultur Etxea de Elorrio sobre los 18 años de relación entre el fotógrafo y el teatro Arriola de la localidad, en la que el autor refleja “la magia del escenario y también la del camerino, que es mucho más entrañable”.

Madina quiere celebrar, de este modo, el cuarto de siglo que acaba de cumplir el Arriola y su “impresionante labor” de difusión del arte escénico. “Ahora, el acceso a la cultura es fácil”, recuerda, “pero hace 25 años apostar por el teatro en un pueblo era una jugada muy arriesgada”.

El autor de la exposición tuvo la suerte de que el Arriola también apostara por él para fotografiar las representaciones y sus prolegómenos bajo el escenario. “Me encargaron registrar las obras que pasaban por el teatro, así como a los actores y actrices. Eso me ha permitido conocer en persona a intérpretes como Héctor Alterio, María Luisa Merlo, José Sacristán o Blanca Portillo”, enumera.

De personas a personajes

Para reflejar estos dos espacios, la exposición divide las fotografías entre las tomadas en los camerinos y las sacadas desde el patio. “Allí, mi mujer y yo tenemos reservadas dos butacas desde las que realizo mi trabajo”. La principal dificultad, añade, es no molestar ni a los intérpretes ni al público, ya que el teatro y la danza precisan “de cierta intimidad”. “No puedo estar moviéndome de un sitio para otro como en un concierto de música, donde los asistentes no paran de sacar imágenes con sus móviles”.

Pero frente a la escena, Madina prefiere la magia del camerino. “Te da la oportunidad de conocer a los intérpretes como personas”, señala, “pero hay que acercarse a ellos con delicadeza, ya que les sorprendes en ese delicado momento en el que se están convirtiendo en su personaje”.

Y también le ha dado la oportunidad de vivir momentos entrañables: “He vivido muchas anécdotas antes y después de las representaciones. Pero una de las escenas que más recuerdo es la atención que prestaron los payasos Pirritx y Porrotx a un niño con síndrome de Down que fue a verles tras la obra”.

“Las fotografías representan nuestra identidad”

La exposición permanecerá abierta hasta el 31 de enero en Iturri Kultur Etxea. Además de un recorrido por la historia del Arriola, sirve como ejemplo de la evolución de la propia fotografía en estas últimas décadas, con su paso desde el mundo analógico en blanco y negro hasta el digital. También, cumplirá un papel de recuerdo al recientemente fallecido Segun Lazkano, con el que compartió momentos en el teatro y del que guarda “un recuerdo muy cariñoso”.

Con esta muestra, Madina continúa con su afán de conservar los recuerdos plasmándolos en imágenes. En el 2007, fue coautor del libro ‘Elorrio, próxima parada’ que recopilaba 300 instantáneas de la villa para conmemorar el 650 aniversario de su fundación. Y hace dos años, organizó la exposición ‘La ruta de las imágenes. 1850-1950’ con fotografías y grabados sobre la localidad.

“Siempre he intentado rescatar del olvido el mayor número de imágenes que he encontrado en rastros, archivos o bibliotecas”, relata. “Muchas de ellas se tiraban, al no conocer el nombre de quién representaban. Pero las fotografías no son sólo objetos, también son parte de la historia y son necesarias para mantener nuestra identidad”. La del Arriola, gracias a Madina, parece estar a salvo.