
Las 100 ranas pintadas en el taller ‘Harria Margotuta’ celebrado el pasado sábado en Amorebieta han protagonizado una inesperada “huida”. Desde el Ayuntamiento, han solicitado la ayuda ciudadana para devolver estas piedras decoradas al estanque situado en el hall del Centro Zelaieta ya que, se sospecha, andan ocultas por la localidad.
Varias familias participaron en el taller llevado a cabo por el ilustrador Mikel Berrojalbiz basado en el juego impulsado por el zornotzarra David Rodríguez. Esta actividad se basa en pintar piedras con diferentes motivos y diseños, sacarles una foto, publicarlas en la página de Facebook del grupo y esconderlas en un lugar concreto del entorno urbano para que mediante pistas otras personas busquen su paradero.
La dinámica propuesta es sencilla y divertida: las familias tienen que encontrar en diferentes puntos del municipio estas ranas de piedra que han “escapado”y dejarlas de vuelta en el Centro Zelaieta. También se invita a sacarse una foto junto al estanque y subirla a la página de Facebook con el hashtag #HarriaMargadunakZornotza para poder así completar el mural conformado para la ocasión.
El Centro Zelaieta estará abierto también por la tarde en Semana Santa, de 17.00 a 20.00 horas. El objetivo de este juego es que las familias pasen más tiempo juntas, al margen de la tecnología, disfrutando de la compañía al aire libre.
Amorebieta-Etxano se llena de “piedras preciosas”

“Tesoros” ocultos
Rodríguez y Berrojalbiz animan a cualquier persona a participar en este juego, que comenzó como un pasatiempo y ha obtenido un gran éxito en Durangaldea, ya que no requiere más que las ganas de pasar un buen rato. “Se utiliza cualquier tipo de pintura o rotulador para pintar. Los motivos y diseños también son diferentes, aunque predominan los personajes de dibujos animados. Es un juego sencillo, pero que provoca una gran atención entre la población infantil que ven auténticos tesoros en estas piedras”, destaca su promotor.
Una vez finalizada la ornamentación de la piedra, se sale a la calle para dejarlo en algún lugar de fácil acceso —árboles, ramas bajas, farolas, bancos— y alejado de cualquier zona peligrosa. Por último, comienza la búsqueda de las piedras dejadas por el resto de las personas participantes.