A la comida sana no le perjudica la crisis

La crisis no afecta por igual a todos los sectores. El de la comida sana apenas la ha notado. La cooperativa comarcal de consumo ecológico Mari Satsa ha aumentado su número de socios.

Uno de los fundadores de la asociación que gestiona la cooperativa, el ecologista elorriarra Agustín Gartzia, asegura que la cifra de miembros ha ido al alza en los últimos años. Y eso que les ha surgido cierta “competencia” entre comillas con el supermercado de productos ecológicos que se ha abierto en Durango.

Es lo que tiene ser los primeros. Cuando se fundó Mari Satsa, hace unos trece años, encontrar este tipo de productos era casi imposible, aunque las grandes cadenas ya empezaban a ofrecer artículos de herboristería. Para remediarlo, el grupo ecologista de Elorrio empezó a orgnizar charlas en la comarca a fin de buscar personas interesadas en impulsar una asociación de consumidores de productos ecológicos. Así surgió Mari Satsa.

Empezaron en un local prestado en Landako y con unos pocos productos. Años después, una sana ambición les llevó a querer completar su oferta con charlas y un espacio de reunión y de juegos para los niños. Y alquilaron la lonja de la calle Alluitz desde la que operan ahora.

Porque lo suyo no es sólo consumir productos sanos. Es una filosofía de vida que tiene mucho que ver con la soberanía alimentaria en su acepción más amplia, según explica Gartzia. “Nuestro objetivo es concienciar de que otra forma de consumir es posible. De que podemos hacerlo a través de productos que no sólo sean de calidad, sino en cuya elaboración se hayan respetado ciertos valores”.

En Mari Satsa se valora también la proximidad de los centros de producción. “Creemos que es más ecológico el género que viene de Andalucía que el procedente de Alemania o Japón. Intentamos buscar la cercanía en aceites, arroces o pasta, aunque a veces hay que pelear con la gente que prefiere la pasta italiana, por ejemplo”.

Y es que en la cooperativa se encarga todo lo que los socios demanden. “Si no hay un producto, se pide”, por lo que la última palabra la tienen el consumidor. Los estantes de la tienda exhiben productos de cosmética y cuidado personal, bebidas, lácteos, embutidos en carne, frutos secos, pasta, arroces, repostería, algas, fruta y verduras.

Otras asociaciones

Más de un centenar de socios constituyen la cooperativa. Pagan una cuota anual y también un porcentaje sobre el precio de coste de los productos. Con ese recargo se financian los gastos de la asociación. La “tienda” abre  un par de veces por semana y lo atienden los propios socios. Todo el trabajo es voluntario, aunque al final, como sucede en la mayoría de las asociaciones, son veinte o treinta personas las que se ocupan de todo. Gartzia echa de menos un poco más de implicación por parte de otros cooperativistas.

¿Cuál es el tope de socios? El portavoz de Mari Satsa cree que si siguieran creciendo lo mejor sería descentralizar la cooperativa en otras asociaciones. Acogen a miembros de toda Durangaldea y de otras zonas.

Ellos fueron pioneros en la apertura de este modo de consumo a otras comarcas vascas fuera de las capitales. Por eso se han convertido en referencia para asociaciones más recientes. “En Urdaibai se ha creado una con nuestra ayuda y está funcionando muy bien”. En Lea Artibai hay otra. Mari Satsa tiene también socios de Amorebieta, Berriatua y Eibar, que ahora están intentando organizarse por su cuenta.

DURANGON. Noticias de Durango