San Blas echa un capote

Más expositores y más espacio, pero menos público que otros años. Con esas premias y con una favorable climatología, la ineludible visita a la feria de San Blas en Abadiño resultó muy agradable y sin los agobios habituales. A pesar del frío y de la nieve de Astxiki o de Alluiz que ofrecían una imagen de postal, el capote del santo se hizo sentir y no cayó ni una gota de agua durante la mañana.

Con menos visitantes, quienes se acercaron hasta Zelaieta pudieron disfrutar a sus anchas y sin agobios del centenar largo de puestos o de las áreas habilitadas para el ganado, la maquinaria. También pudieron degustar sin grandes esperas el inevitable talo con chorizo, acompañado de txakoli o de sidra.

Hubo algunos ausentes, como “expositores de tractores que tenían que venir desde Logroño”, reconocía el alcalde de Abadiño. Aun así, José Luis Navarro estaba satisfecho con la afluencia de visitantes.

Entre los expositores hubo para todos los gustos. Los ganaderos tienen claro que la feria es un espacio “para mostrar lo que tenemos y para hacer contactos. Si hay gente interesada luego pasan por el caserío”, señalaba el iurretara Jon Koldo Bikandi ante unos preciosos ejemplares de raza pirenaica.

“Una buena plaza”

Los vendedores de rosquillas y de cordones apuntaban “un sensible descenso de ventas respecto a otros años”, mientras que entre los elaboradores de quesos, pan o txakoli había disparidad de opiniones. La mayoría reconocía, sin embargo, que la feria abadiñarra “siempre es una buena plaza”.

Tampoco se ponían de acuerdo entre los vendedores de plantas y semillas. Mientras los frutales y simientes de hortalizas tenían buena acogida, los expositores de especies más exóticas, como los diferentes tipos de helechos, incluso alguno de origen australiano que exhibía un productor llegado de Zamudio, llamaban la atención de un público que no se animaba a la compra.