Vivimos demasiado

Al menos eso opina el multimillonario Ministro de Finanzas de Japón Taro Aso, que criticó la murga que dan en su país los “viejos chochos”, a los que llamaba también “la gente del tubo”. Y parece que la cosa va en serio. Entre 2007 y 2012 el número de mayores de 60 años ha disminuido en Japón en 212.000 personas, un record que se mejora cada año…Taro Aso cree que las cuentas del país más deficitario del mundo mejorarían notablemente si los jubilados japoneses se muriesen más pronto y gastasen menos.

Aquí no estamos todavía en esta tesitura; de todos modos, parece que las reservas de los fondos de Pensiones se están vaciando… Llegan rumores de que el Estado se está gastando los dineros del fondo estatal de pensiones para pagar la deuda externa; y a nivel de Euskadi, Confebask ha pedido que se detraigan entre 1.000 y 2.000 millones de euros de la hucha de las Entidades de Previsión Social vascas para invertir en Euskadi, sobre todo en la liquidez de las pymes.

A ello se oponen los partidos de la izquierda de Euskadi  y economistas de prestigio, que replican que: “¿Por qué no proponen unos coeficientes obligatorios sobre los depósitos bancarios, los fondos de inversión inmobiliaria o los seguros de ahorro que son diez veces más importantes aquí?”

Así va el tema de la crisis para los “jubilatas”, aparte los recortes que se les aplican a sus pensiones del mes a mes… y que se les obliga a pagar un porcentaje de sus medicinas.

Y no es que vayan mucho mejor para los jóvenes. Mientras la tasa de desempleo absoluta está en el borde de los 6 millones de parados, un 26%, la tasa de desempleo de menores de 25 años asciende al 55%. El 73% de los españoles, según el diario El País, cree que la actual generación de jóvenes acabará teniendo probablemente a lo largo de su vida una situación económica peor que la de sus padres. Al otro lado de los Pirineos, una joven francesa alzaba en una manifestación juvenil un cartel tremendamente expresivo: “!Queremos vivir como nuestros padres!”

¡Pues tampoco es mucho pedir! Muchos de vuestros padres, jóvenes de hoy, no han vivido precisamente en el paraíso…

Los jóvenes, de nacionalidad portuguesa o española, da lo mismo, abandonan cada vez en mayor número la península. En el año 2012, el número de españoles que trabajaban en Alemania alcanzaba la cifra de 43.548, 7.259 más que en 2011. De ellos, 1.723 eran vascos.

¡Justo en el Año Europeo de los Derechos de los Ciudadanos! El mítico alcalde de Gasteiz-Vitoria José Angel Cuerda, uno de los creadores de la ciudad de perfil más humano, recientemente galardonada como capital verde de Europa, proclamaba el domingo en un periódico vasco que nuestros dirigentes políticos tienen la obligación de asegurar a todos una digna calidad de vida: “El Estado, en todas sus estructuras, es una institución al servicio de la felicidad de los ciudadanos, este es el fin de la política, para lo cual son imprescindibles ciertos bienes prioritarios y básicos: salud, educación, vivienda, trabajo, recursos económicos, cultura… Y todo ello sin discriminación alguna, en un tratamiento conjunto de la justicia y la felicidad”. !Chapeau, señor José Angel Cuerda! !Bellísimo discurso!

Y en esas estamos. Los gurús de los mercados, a tono con el japonés Taro Aso, nos dicen que tenemos que jubilarnos del trabajo más tarde, y morirnos antes. Mantienen a nuestros jóvenes aparcados en ese inmenso encierro o limbo del desempleo, como reserva de mano de obra para cuando lo necesiten. Como hacen en Pamplona en los Sanfermines con los toros del encierro. Y los traen y los llevan por el mundo a merced de los vaivenes del mercado de trabajo.     

Honorio Cadarso es periodista