Tras el deshielo

Atrás han quedado los días
blancos y gélidos. Dice el refrán
euskaldun que a un otoño bellotero le
sucede un invierno de nevadas.

Es
lógico que como no somos un
país nórdico suframos
más las consecuencias de los
temporales y que nuestra actividad normal se
vea alterada.

Quejas no faltaron.
Remitiéndome a una de ellas en
particular, diré que un familiar
mío de Otxandio estuvo muy disgustado
???porque no se hizo nada y a duras penas
pudieron salir de casa ya que no se limpiaron
aceras y calzadas???. Diríase
pecata minuta si la misma situación,
que afortunadamente en este caso no sucede,
la hubiese sufrido una familia que,
desgraciadamente, tuviera que habitar en su
vivienda sin poder usar la calefacción
porque no puede recurrir a semejante lujo.

Escuché en la radio, esa otra
gran compañera junto a la almohada,
noticias sobre los barrios altos de Bilbao, desde
donde los vecinos comentaban las dificultades
que tuvieron porque allí caía
más nieve y las máquinas de
limpieza llegaban menos.

Difiere
la connotación sin embargo, si
hablamos de los barrios bajos. Posiblemente
por sus calles se pueda caminar más
cómodamente, si bien reina el
desempleo, y en los hogares con escasos
medios, la estufa sea una excepción.

No son precisamente gentes de
alcurnia quienes habitan y miran hacia abajo, a
una ciudad futurista con proyectos
megalómanos que atan a los
ciudadanos pudientes al botxo. Aquí da
la impresión que la pirámide
invertida cuya base es rica en recursos, va
perdiendo su fortaleza e importancia a la
medida en que asciende hacia sus
vértices.

Sin embargo,
para hacerse notar o sobresalir, se alza hacia el
cielo el cetro de IberTrola. Interpreto que es
una estrategia de los hombres grises, que
quieren tener los pies en el suelo y codearse
con la nobleza liberal de la Villa, aunque sin
perder de vista a los
???barriobajeros??? de las alturas
vecinas como San Adrián, Zabala,
Otxarkoaga o Santutxu. Así que, desde
la torre en que se controlan las energías
y los movimientos de bolsa, observan a sus
clientes, de abajo hacia arriba o viceversa.

Una pena sin embargo, para quienes
estábamos acostumbrados a guiarnos
por el Arco de San Mamés. Desde que
lo hicieron desaparecer, muchos perdimos
nuestro norte por mucho faro símbolo
de la progresía que nos hayan erigido.
Desorientados y desaliñados andamos
últimamente.

Agustín Ruiz Larringan, herritar aktiboa.