PNV al aparato

El teléfono se
inventó a finales del siglo
XIX y lleva ya múltiples
avances tecnológicos que lo
han hecho un aparato sofisticado.
Sin embargo, al margen de todos
los accesorios que se le han
añadido, la función
sigue siendo la misma: que dos
personas se pongan en contacto,
para comunicarse algo. Esa
transmisión siempre parte
de uno de los dos interlocutores.

Lo cierto es que los
teléfonos se han
multiplicado. Ni siquiera somos
capaces de citar un par de
personas de nuestro alrededor que
no tengan teléfono, sea
fijo, sea móvil o vía
satélite.

Hoy en día, un
teléfono es una
herramienta de trabajo importante
y útil con la que las
personas que trabajamos en
política estamos muy
familiarizadas. De hecho, hay
políticos que se llevan
titulares en la prensa por haber
hecho ciertas gestiones hablando
por teléfono. Vamos, que
hay quien farda de apagar fuegos
descolgando y colgando este
aparato. El último ejemplo
que he leído en prensa fue
el de la llamada de la empresa
Mercedes al consejero de empleo
del Gobierno Vasco para
“solucionar” la huelga
que realizaba una
“empresa auxiliar”
(Mendiguren y Zarrua) y
ponía en peligro su cadena
de producción. Tras esa
llamada la situación,
según el consejero, se
“desbloqueó”.

Si Aburto es capaz de
desbloquear un conflicto que
perjudicaba a la Mercedes por la
intervención
telefónica de esta
empresa, ojalá el PNV de
Durangaldea tuviera tanta
predisposición para
gestionar ciertas cuestiones por
teléfono a solicitud de la
parte trabajadora. Con un par de
llamadas, las gentes del PNV
podrían llegar desde un
Batzoki hasta los despachos
más ilustres de aquí
y del extranjero.
¡Qué poder para
gestionar un país!
Capacidad de gestión de la
que se jactan a diario.

Con un esfuerzo humano y un
par de llamadas
telefónicas, por ejemplo,
las alcaldesas de Durango y Elorrio
se podrían poner en
contacto con Iñigo Urkullu
para que éste, a su vez,
descolgara otra vez su
teléfono. Las señoras
alcaldesas y el señor
lehendakari demostrarían
así su voluntad
política para solucionar la
tragedia del paro en Durangaldea.

Podrían gestionar, o
por lo menos, podrían
demostrar voluntad para gestionar
los 210 empleos que están
en riesgo de desaparecer en las
empresas Iketz y San Eloy. Llamar
a sus contactos, tranquilizar a los
clientes y poner en valor la calidad
y experiencia demostrada por la
parte trabajadora de esta empresa.
Y de paso, no malgastar los
3.400.000 euros que el Gobierno
Vasco tiene invertidos de dinero
público en estas empresas.
Aunque sea, podrían
mostrar una voluntad de utilizar
sus teléfonos.

En realidad, lo triste es que ni
siquiera les haría falta el
teléfono.

Durangoko zinegotzia (EH Bildu).