Las elecciones que vienen

La Diputación de Bizkaia ha aprovechado el paréntesis informativo de este largo puente para dar a conocer su última encuesta sobre intención de voto para las elecciones municipales y forales de mayo. Los datos no son en sí muy reveladores, pero sirven para conjurar el miedo del PNV a que la extensión del pacto PSE-PP le pueda desalojar del poder también en Bizkaia.

Con las reservas propias de que el sondeo lo haya encargado una parte interesada, algo parece claro: el PNV es ahora mismo un partido en alza. Ganaría claramente los comicios con gran distancia de su inmediato perseguidor, el PSE. Y una posible alianza de este partido con el PP no conseguiría desbancarle del gobierno del territorio.

Para esta exploración se ha considerado la posibilidad de que la izquierda abertzale presente candidaturas, lo que restaría votos a casi todos los partidos. Pero un análisis anterior de mayo, que no contemplaba esa hipótesis, tampoco otorgaba la hegemonía al tándem PSE-PP.

En un escenario electoral sin la formación ilegalizada, los resultados apenas variarían respecto a la convocatoria de hace cuatro años. El PNV experimentaría un leve ascenso, que se correspondería con una ligera pérdida para el PSE, y una caída más acusada del PP. Este último partido resultaría uno de los más perjudicados por una eventual autorización de las candidaturas de Batasuna. Otros damnificados serían EB, Aralar y EA. En el caso de EB, la merma de votos puede deberse a sus luchas intestinas, EA acusaría el desdibuje de los últimos tiempos y Aralar habría de devolver a la agrupación ilegalizada los votos que recibió prestados antes.

El dato más aparatoso lo constituiría, sin duda, el retroceso del PP. Quizá su pérdida de apoyos se deba a su política frentista que, sin ser tan salvaje como en la época de María San Gil, apenas aporta nada constructivo. Los ‘populares’ no dejan de obstinarse en su bloqueo a toda iniciativa que tenga que ver con la búsqueda de la paz, el desarrollo del autogobierno y de las señas de identidad vasca, no digamos nada del derecho de autodeterminación… El muestreo refleja el visceral rechazo que, como ninguna otra, suscita esta formación. Nada menos que el 56,6% de los encuestados asegura que no le votaría “jamás”.

Se supone que a partir de ahora y visto el corto trecho que queda para la cita electoral todos los contendientes se esforzarán por atraer al mayor número de partidarios. Y es que el futuro sigue abierto. Hay una ‘letra pequeña’ que escriben los indecisos y los escépticos. A la pregunta de qué partido ofrece más confianza, la respuesta mayoritaria es “ninguno” (36%), seguido del PNV (25,5%) y, a mucha distancia, el PSE-EE (9,9%). Y, sobre la intención de voto, el “no sabe” y “no contesta” supera en porcentaje al segundo partido, el PSE.

Aparte de una ostensible desafección hacia la política, la ciudadanía consultada en la encuesta parece demandar más imaginación. De las posibles coaliciones que se dan a elegir, se prefiere claramente la que formarían el PNV y los socialistas (21,6%). Pero “otras”, nunca antes configuradas y cuya posibilidad no se contempla siquiera, concitarían un 18,2% de adhesiones.

Se diría que el futuro siempre guarda un espacio para la sorpresa y la novedad. Para opciones que simplemente buscan dar cabida a anhelos ciudadanos que la política convencional parece ignorar, enfrascada como está demasiadas veces en maniobras de poder e intereses partidistas.

Vivimos el fin de unos tiempos. Esperamos una Tierra nueva donde habite la justicia