La gran crisis

Existen evidencias científicas que ponen de manifiesto el progresivo calentamiento de nuestro planeta, fenómeno que hará que las condiciones de vida en el mismo cambien radicalmente… a peor, a mucho peor. Sin embargo no solo los mandatarios políticos de los principales países del mundo  –ya que al fin y al cabo por muy poderosos que sean no son en definitiva mas que unos mandados– son los responsables únicos de este caminar sin sentido, sino también nosotros los que tenemos capacidad económica para consumir con nuestro sistema de vida ya que hemos hecho de ello parte importante del mismo.

Pero por encima de políticos y consumidores están liderando la cadena de responsables, los que realmente ostentan el poder real –los que cortan el bacalao, que decimos por aquí–, no son otros que los que poseen ingentes cantidades de dinero que es lo que da el poder real, el poder económico.

Con su actitud, que no es otra que hacer caso omiso de todas las señales de alerta y lo que es más, de frenar toda iniciativa tendente a frenar esa carrera de despropósitos, demuestran el aspecto, el lado, más negativo de la especie humana que no es otro que pensar única y exclusivamente en sus intereses a la voz de “después de nosotros, el diluvio”, es decir por si no estuviera suficientemente claro, “nos importa un bledo lo que le ocurra a nuestro (nunca mejor dicho) planeta una vez hayamos desaparecido de él” y es que como dijo Voltaire, “la pasión de dominar es la más terrible de todas las enfermedades del espíritu humano”.

¿Que exagero exponiendo una visión catastrofista del futuro de la Tierra? No creo.

Rafael Hidalgo