Decisiones compartidas

Tenemos elecciones municipales a la vista.
Asoman las peleas partidistas con mensajes
para no informados que centran la
atención el manido: ???Y
tú más???. Consignas que
tratan de que los partidarios de una
facción cierren filas contra la
(presuntamente) contraria al rugido del
líder.

Con el fulgurante ascenso que las
encuestas pronostican a Podemos, yo, si fuera
dirigente de un partido, empezaría a
cambiar mi narrativa. Además de mis
propuestas, claro está. Me parece que
la gente se guía cada vez menos por
las pasiones sectarias y, en estos tiempos de
estrechez, lo que requiere son ideas nuevas y
estrategias diferentes. Soluciones, en una
palabra. Que se prometen pero nunca llegan.

Los municipios son el espacio perfecto
para cualquier experimento. Una esfera
manejable donde la interacción directa
con la ciudadanía y el pensamiento
colectivo son posibles. Creo que,
además, son el lugar desde donde
podemos comenzar a cambiar las cosas.

En un pueblo muy pequeño de
Gipuzkoa (tan pequeño, tan
pequeño que no lo conocía y he
tenido que buscarlo en el mapa), en Orendain,
situado entre Beasain y Tolosa, han puesto en
marcha un ensayo basado en la
economía del bien común. Se
trata de un modelo social alternativo propuesto
por el pensador austriaco Christian Felber.
Preconiza la cooperación y que se
coloque la economía al servicio de las
personas y no de los poderes financieros. El
bien social frente al lucro individual.

Pues bien, en Orendain, única
localidad de la comunidad autónoma
que se ha adscrito a ese movimiento, todas las
decisiones importantes son compartidas. La
ciudadanía fija las tasas e impuestos,
progresivos según los ingresos. Las
obras e inversiones se someten a consulta
popular y los presupuestos son participativos,
esto es, los vecinos y vecinas opinan en su
elaboración. En el plano del bienestar
social, destaca la preocupación por las
personas mayores que viven aisladas y solas
en los caseríos. Para ser perfecto, al
plan le faltaría aplicar la
???perspectiva de género???
en las cuentas y proyectos municipales. Esto,
como suele ser habitual, se ha pasado por
alto.

Opino que se trata de una buena noticia
para finalizar el año. Parece que la
separación ficticia e interesada que el
pensamiento dominante impone entre las
personas, y las colectividades y las
instituciones entre sí, se va
transformando en un nuevo paradigma
participativo y colaborativo. Sólo desde
ahí las decisiones pueden empezar a
beneficiar efectivamente a las personas,
especialmente a las más necesitadas.
Todo lo demás son fuegos de artificio.
Opino.

Mertxe Arratibel es periodista en andra.eus