472 millones

472 millones de euros. La cifra de la “concordia discordante”. La concordia la ponen el PSOE (con el Presidente del Gobierno del Reino de España a la cabeza) y  el PNV, quienes, con el acuerdo alcanzado se han asegurado, respectivamente, la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, y la transferencia de las Políticas Activas de Empleo, en su práctica integridad, y con la correspondiente dotación presupuestaria: 472 millones de euros.

Sin embargo, la suscripción del citado pacto, por mucho que fuera más que esperado, ha levantado ampollas y discordias entre los más diversos sectores de la política.

Por un lado, y pese a que el Sr. López se ha apresurado a manifestar su satisfacción por el acuerdo alcanzado, el máximo responsable del ejecutivo vasco no podrá eludir la sensación de ninguneo de la que ha resultado víctima. De hecho, el planteamiento que venía defendiendo el PSE a los efectos de articular la transferencia de las Políticas Activas de Empleo, ha saltado por los aires.

En primer lugar, porque tanto el contenido que se barajaba para las mismas, como el importe de la dotación para su ejecución, han resultado cumplidamente superados en virtud del pacto que ayer cerraron socialistas estatales y jeltzales. Desde luego, constituye un auténtico hito el hecho de que la transferencia incluya, por ejemplo, la materia de bonificaciones en las cuotas que los empresarios deben abonar a la Seguridad Social con motivo de la contratación de trabajadores (lo que hasta hace pocos días se tildaba como motivo de ruptura de la “caja única” de la Seguridad Social), o que el importe en el que se ha cifrado la transferencia, sea de 472 millones, en lugar de los 300 que defendía el ejecutivo vasco.

En segundo lugar, porque adquiere el cariz de histórico el hecho de que sea el partido que permanece en la oposición al gobierno de la C.A.V., el que consiga, para el territorio, cotas de autogobierno que, al menos desde el punto de vista teórico, correspondería proporcionar al Gobierno Vasco. El cambio de roles ha adquirido tal relieve que, a buen seguro, más de un socialista se habrá sonrojado y lamentado el modo en el que los acontecimientos se han sucedido, revelando el preocupante déficit de liderazgo que arrastran los miembros del gabinete López.     

Por su parte, el partido que responde al calificativo de “socio preferente” del que actualmente ocupa el Gobierno Vasco, no ha dudado en tildar como “grave e irresponsable” lo ocurrido, e, incluso quien afirma que el acuerdo alcanzado es una “buena noticia” para Euskadi, como lo ha hecho la Presidenta del Parlamento Vasco Arantza Quiroga, reconoce que el mismo deja en una “situación complicada” a Patxi López, mientras otras voces autorizadas del Grupo Popular en el Congreso, como su portavoz, no han titubeado al espetar que el acuerdo en cuestión es la “representación de la deslealtad” del presidente Zapatero con los socialistas vascos.

En el otro lado del péndulo, hay quien recela del cumplimiento de lo pactado, pues es necesario reconocer que existen inquietantes antecedentes al respecto, lo tacha de insuficiente, y censura lo que puede llegar a considerarse como una deriva “estatutaria” del P.N.V., aunque Iñigo Urkullu proclamase, al hacer público el contenido del acuerdo, que éste no empecía la secular demanda del “reconocimiento de la realidad nacional de Euskadi, Euskal-Herria”.

Como vemos, ninguna lluvia, ni siquiera una de millones de euros, cae al gusto de todos. Al menos, los círculos empresariales y los sindicales, eso sí, a la espera de conocer el íntegro contenido de lo convenido, se han congratulado por la consecución de la transferencia, al considerarla como un posible instrumento dinamizador del mercado laboral. Ojala que no se equivoquen y que los 472 millones sirvan para algo.

Jon Andoni Bengoetxea es abogado y presidente de la Cultural de Durango