La cumbre del arte en familia

Rafa Peñafiel, padre e hijo, no sólo coinciden en su nombre. También comparten su pasión por plasmar los tesoros que brinda la naturaleza. El mayor, con sus pinceles. El más joven, a través de una cámara. Hasta este domingo, mostrarán sus últimos trabajos en una exposición conjunta en la sala municipal de Ezkurdi compuesta de óleos, acuarelas, plumillas e instantáneas con la montaña como motivo común.

La idea surgió de la mente del progenitor tras decidirse a hacer una serie de dibujos sobre escaladores “al ver las fotos de unos calendarios de una revista de alpinismo”. Pero cayó en la cuenta de que tenía imágenes aún mejores en su propia casa. “Mi hijo es guía de montaña y monitor de descenso de barrancos y sube a Facebook unas imágenes acojonantes, con paisajes que no parecen reales”, describe. “Por eso le animé a exponer, los dos juntos, nuestras visiones sobre el tema”.

Para Rafa Peñafiel hijo, ésta es la primera vez que muestra al público unos trabajos que “ni siquiera me había planteado imprimir hasta ahora”. Pero en vista de la respuesta de la gente, no descarta repetir la experiencia. “Quienes han pasado por la exposición comentan que les gustan los dibujos, pero salen impresionados por las fotografías, que están ganando por goleada”, asegura su padre.

Su principal atractivo es, a su juicio, que “dan la posibilidad de descubrir unos paisajes que sólo se pueden disfrutar desde dentro. Y también llaman la atención esos colores tan vivos, que parecen que están modificados por ordenador, pero que son naturales”.

Descubrir el color

El joven Peñafiel hizo sus pinitos en la pintura, pero pronto se dejo arrastrar por su pasión por el monte, donde solía ir acompañado por una cámara. “Aunque siempre he sacado fotos, empecé a tomármelo más en serio con las digitales. Sobre todo las saco para promocionar mi empresa de deportes de aventura en montaña, lo que me ha hecho tener una buena colección de instantáneas”, señala.

El color también protagoniza el trabajo con los pinceles del mayor de los Peñafiel tras “descubrirlo” hace 15 años, cuando comenzó a tomar clases de pintura. “Siempre me ha gustado dibujar y cuando vi que tenía la jubilación a un paso me animé a estudiar con Fernando de Vicente y empecé a trabajar con óleo y acuarela”, recuerda.

Sin embargo, no ha dejado de lado la plumilla y, de hecho, en la exposición presenta varios trabajos en los que se puede contemplar un mismo motivo realizado con esas tres técnicas independientemente. Este pintor aficionado, que actualmente es secretario de la Asociación Artística del Duranguesado, también incluye en la exposición otras obras de temática más variada y se plantea preparar otra serie sobre deporte rural vasco.