“He aprendido a trabajar con los materiales mientras iba haciendo las obras”

Más de seis décadas lleva el zornotzarra José Luis Extremiana Unanue dedicándose a la escultura en su tiempo libre. La afición de este zornotzarra de 88 años comenzó en su infancia, como un juego, tallando varas de avellano.

Con apenas 20 años realizó la que es una de sus obras más reconocidas, el Cristo en la Cruz, que ha permanecido en Larrea durante más de medio siglo. Parte de sus trabajos se han podido ver en el Zelaieta en enero en una exposición que combinaba bustos hechos en escayola y madera, réplicas de ermitas zornotzarras y escudos heráldicos.

-¿Cómo surgió su afición por la escultura?

-Siempre he tenido esa inquietud. Comencé a hacer pequeñas cosas cuando tenía 18 o 19 años. De ahí me fui poco a poco aficionando a trabajar la madera y la escayola.

-Una obra realizada exclusivamente en su tiempo libre.

-Sí, he trabajo durante 39 años en Forjas y 20, en la escuela pública. Cuando tenía tiempo libre hacía las obras, la mayoría de ellas en mi casa.

-Ha trabajado con madera, escayola, hierro e, incluso, poliespán.

-Sí, he tocado todos los palos. Y no sé cómo lo hacen los demás, pero yo no he ido a donde un escayolista a ver cómo trabaja ni nada. He ido aprendiendo a trabajar con los diferentes materiales mientras iba haciendo las obras.

-Una de sus primeras obras fue un Cristo en la Cruz que ha estado durante más de 50 años en la Iglesia de San Juan Bautista de Larrea.

-Así es. Tras estar un mes en Bilbao, la regalé al convento de Larrea. Allí ha estado más de 50 años y, tras la reforma, la han llevado a Markina.

Una figura de Fofó

-Ésta fue una de las obras que, por su tamaño, tuvo que hacer fuera de casa.

-Sí, la cruz tiene 3,15 metros de alto y 2,15, de ancho. El Cristo mide 1,85 metros. Lo hice en Amorebieta, en la sierra de Jesús Fernández. Vi allí un tronco retorcido de plátano al que no se le podía sacar mucho provecho y me puse con el hacha a darle forma.

-Cuando se trasladó a la localidad alicantina de Ibi, ¿continuó con su afición?

-Sí, allí realicé varias obras en hierro. El Ayuntamiento de Ibi me encargó varias obras que están expuestas hoy en día en el municipio. Entre otras, me encargaron un Tartán, un pieza que representa el primer juguete realizado en la localidad y actualmente expuesta en la Plaza de la Tartana, y también una figura de Fofó, que inauguró el propio payaso.

-Otro de sus trabajos más conocidos fue La bruja de Valet por su vinculación con la Vuelta Ciclista a España.

-La empresa Valet solía llevar a la Vuelta una figuras representado las aspiradoras que solían hacer los falleros de Valencia, pero muchas veces no les aguantaba la prueba entera porque eran de cartón. El director de Valet me dijo que tenía que hacer una bruja que no diera miedo a los niños. Tallé las manos y la cara de madera, y mi mujer le puso pelo de crin de caballo y un cuerpo de trapo.

Maquetas de todas las ermitas

-Tras jubilarse, ¿ha seguido con su afición?

-Una vez jubilado realicé todas las ermitas e iglesias de Amorebieta-Etxano. 18 maquetas de poliespán que estuvieron expuestas en la sala del Zornotza Aretoa. El poliespán parece un material fácil de trabajar, pero es muy delicado. Vas cogiéndole el tranquillo y al final se le domina.

-¿Qué le aporta el arte?

-Me relaja muchísimo. Cuando no estoy tallando, estoy pintado.

-¿Cuál ha sido su obra más especial?

-El Cristo. Es especial porque fue mi primera obra importante y tenía apenas 20 años.