“Lo sentimos como un homenaje a todos los que están y han estado en el Centro Social San Fausto”

San Fausto, el barrio que da nombre a las fiestas de Durango, rezuma vida. Su faceta más reivindicativa ha aflorado en los últimos años en su afán por ver hecho realidad el proyecto de convertir el histórico caserío Kapitanena en un auzogune que les sirva de sede y de espacio de encuentro intergeneracional.

Pero el barrio es mucho más y así lo demuestran los 50 años que cumple el Centro Social San Fausto, la asociación que sirve de altavoz vecinal y que se consolidó definitivamente tras fusionarse hace más de una década con los jóvenes de Gure San Fausto Berria. Entre otras actividades, promueven anualmente el Txitxiburduntzi Eguna, la hoguera de San Juan, el Olentzero, la Fiesta del Verano o limpiezas comunitarias.

Como no podía ser de otra manera, un aniversario tan redondo ha tenido una recompensa a la altura y han sido elegidos txupineros de los ‘Sanfaustos 2025’. “Estamos muy ilusionados y muy emocionados porque lo sentimos como un homenaje a todos los que están y han estado. Nos acordamos de toda la gente del barrio que promovió la asociación: de mis abuelos, de los padres de Juan Luis o del aita de Ana, que fue uno de los fundadores, entre otros muchos. Y pongo a Ana como ejemplo porque, después de toda una vida volcada con el barrio, ya nos ha comunicado que es hora de dejar la junta directiva”, relata Gorka Pérez, el encargado de leer el pregón junto a Juan Luis Madariaga, el presidente del Centro Social.

A pocos días de que comiencen las fiestas, los dos coinciden en que el reconocimiento les está pasando cierta factura emocional. “Cada día que pasa estamos más nerviosos. Hasta la mujer me ha dicho que ya se me empieza a notar”, bromea Gorka. Juan Luis tiene una sensación similar. “No es lo mismo ver el txupinazo desde abajo que subirse al balcón delante de tanta gente”. Una reflexión que tiene todo el sentido si se tiene en cuenta que llevan 18 años participando activamente en la tradicional bajada de cuadrillas.

“Lo de no estar pendiente de Patxikotxu en la bajada lo llevo a regañadientes porque son muchos años… Pero no queda más remedio”, confiesa Gorka. “Habrá que dejar que la juventud empiece a asumir responsabilidades y a ver si conseguimos que la ‘marea azul’ (tal y como se autodenominan por las camisetas que suelen llevar) llene toda la plaza del Ayuntamiento”

El día de las paellas

Respecto a las fiestas, los dos integrantes del Centro Social reconocen que suelen hacer mucha vida de barrio “porque hay muchas actividades que preparar. Junto a las más tradicionales, como el concurso de pintura, este año tenemos además talleres, hinchables y un concierto de música urbana”, apunta Juan Luis.

Es por ello que, entre los más de 160 actos que conforman el programa, no tienen dudas de que siempre elegirían en primer lugar el Concurso de Paellas que llevan muchos años organizando. “Es un día muy bonito para el barrio. Suele haber un ambientazo porque allí nos conocemos todos”.

Fuera de los límites geográficos de San Fausto, tienen otras dos citas marcadas en su particular calendario festivo: el Día del disfraz –“antes hacíamos carrozas y nos disfrazábamos todos (como puede verse en la fotografía)”– y, en el caso de Gorka, también el concierto de la primera noche.

“Basta que bajamos con el Patxikotxu y salimos del barrio, ese día toca quedarse por Durango”. ¿Y las zezenak dira? “De más joven sí solía ir, pero ya no estamos como para ponernos delante de las vaquillas. A ver si algún año vuelvo como espectador con mi hija”, concluye el vicepresidente.