Titín en San Fausto

El viernes 12 de octubre, el barrio durangarra de San Fausto vivió una fiesta por todo lo alto con un homenaje póstumo al pelotazale Sauto al que se sumó el exprofesional y gran figura de la pelota Titín y todo el barrio, desde los promotores del acto hasta el último vecino del piso más alto de ese barrio que los durangarras han heredado del régimen de Franco y el sindicato de Solís…

Hubo pelota de la buena tanto en el partido de los txikis como en el de los “aitites” (bueno, fallaron un poco las dejadas por culpa de unas cinturas un tanto rígidas y unas tripas excesivamente, !ay, Txikito de Barrenetxe, deberías hacer más flexiones!…) como del estelar en el que brillaron los cuatro y Titín estuvo a su altura de siempre, aunque un poco en plan de partido de guante blanco, o sea, sin abusar.

Pero lo mejor lo puso el público, ruidoso, palmas echando fuego… En la tele no lo hacen así los públicos, andan un tanto fríos…

Precioso homenaje a la viuda y familia de Sauto con aurresku, ramos de flores, cuadros y fotos del pelotazale Sauto que cuando la pelota se moría la sostuvo como monitor y como jugador.  No se pagó entrada, los espectadores aportaron lo suyo en rifas y sorteos variados.

Titín puso lo suyo, su presencia aseguró el llenazo más grande en la historia del frontón de San Fausto. Titín, ese “Rafa Nadal” de la pelota vasca, tan simpático y sencillo y asequible como el mallorquín en las pistas de tenis. Titín, el mejor pelotari de la otra orilla del Ebro, en la que Gonzalo de Berceo hablaba euskera hace siglos, en la que nació don Práxedes Mateo Sagasta, un emigrante oriundo de Abadiño que hizo grande a la Rioja con su Puente de Hierro, su Tabacalera, su Instituto y su Escuela Industrial. Que entre el Titín y el Sagasta han hecho del Ebro, más que una raya de separación, una piscina en la que se bañan los de las dos orillas. Y no hablemos del vino…

Tenía que ser en San Fausto una fiesta así, un abrazo así entre Euskadi y la Rioja…

Honorio Cadarso es periodista