Ortopédicos & rodantes

Sucede que a cierta edad comenzamos a visitar los pórticos de las iglesias para ver las esquelas y comprobar si nos ha dejado alguien de nuestros coetáneos. Cuando no lo son, nos sorprende encontrar gente joven y también otra casi centenaria. ¿Con cuántos años se supone que tendríamos que morirnos?

Cuando se cumple la primera cuarta parte del siglo, observamos que la esperanza de vida ha crecido notablemente, tanto como el uso de patinetes por las calles de nuestros pueblos y ciudades.

Leemos y escuchamos con frecuencia que son necesarias más plazas de aparcamiento para los coches y no me sorprende en una sociedad que se mueve sobre ruedas cada día más.

La noticia de que la asociación Eginaren Eginez ha lanzado la campaña “No me quedo en casa” me ha conducido a una reflexión, medio en broma y medio en serio, ya que pasé por un trance similar durante algunos meses.

Se reclama que las personas de movilidad reducida tienen el mismo derecho a disfrutar del aire libre y del ocio al igual que cualquier otra gente.

Para nadie pasa desapercibido que, cada día más, nos encontramos por nuestras calles a gente ya entrada en años, y a veces no tanto, que debe caminar con muletas, andador o silla de ruedas.

Así que, aparte de que el tema de la ortopedia esté resultando un negocio boyante, calculo que en un futuro más próximo que lejano, el 30% de la población estaremos ante la situación mencionada en el párrafo anterior.

En conclusión: terrazas más amplias, comedores más grandes en los restaurantes, más baños adaptados, aumento de espacios en salones de actos, teatros y cines, tiendas sin rampas, pasillos anchos, etc.

En mi caso particular espero poder seguir disfrutando con mi bicicleta por los bidegorris.

Todo va sobre ruedas.

Agustín Ruiz Larringan, herritar aktiboa.