Ni contigo ni sin ti

Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio, contigo porque me matas, sin ti porque me muero. Pues eso se puede aplicar al resultado de las elecciones municipales celebradas hace unos días.

En las elecciones pasadas la coalición entre Elkarrekin Podemos y Herriaren Eskubidea alcanzó suficientes votos como para disponer de cuatro concejalías en el Ayuntamiento de Durango, número que sumado a los de HB Bildu permitió alcanzar como suma, la mayoría a ambas coaliciones. Pues bien, como viene siendo tradicional desde que en 1978 se abrió la ventana que permitió entrar a la democracia, la izquierda se centrifuga y hete aquí ahora que la franquicia de Podemos presenta a la coalición de manera taxativa e innegociable a un candidato como primero de la lista a la alcaldía, al que seguro conocerán en su ámbito pero que aquí en Durango es un perfecto desconocido.

No conoce el pueblo, ni su problemática  y ni tan siquiera tiene experiencia en puestos similares, es decir, como concejal. Herriaren se revuelve y no acepta lo que entiende como una postura caciquil esa posición de sus socios en el Ayuntamiento. El tira y afloja, y los que si y que no, acaba desembocando en una ruptura de la coalición que da como resultado que cada uno por su lado cosechen una concejalía en lugar de las cuatro antes citadas.

Esa decisión tomada porque unos quieren imponer y los otros no se dejan, ha dado como resultado que previsiblemente el PNV con el apoyo del PSE y –he aquí lo novedoso del episodio– del PP, que ha obtenido una concejalía, gobiernen en Durango los próximos cuatro años.

Una vez más la historia de la desunión de la izquierda se repite como palmaria demostración de que “nada nuevo hay bajo el sol”. Visto lo visto, es decir el resultado final de esa decisión de ruptura ¿fue analizada como posibilidad de que esa situación podría producirse o el tema se enquistó de tal modo que no se llegó a ese punto?

Es más, de haberlo pensado ¿habrían mantenido la postura de ruptura cuyo resultado además de haberlos previsto, los resultados de la misma a la vista están? 

Un tinerfeño del siglo XVIII, Tomás de Iriarte, fue un fabulista que nos dejó entre otras perlas la que hace referencia a conejos y perros. La voy a extractar en honor a la brevedad pero no así a la moraleja que es como siempre donde se condensa la esencia del relato. Dos conejos estaban en el campo y uno de ellos le dice al otro “veo que vienen hacia nosotros unos galgos. No te preocupes, le contesta el otro, que son inofensivos podencos. Mantienen larga y contumazmente sus posiciones y entre tanto llegan los perros a ellos y para su desgracia, porque son devorados, eran podencos”.

La moraleja de Iriarte fue que: “Los que por cuestiones de poco momento dejan lo que importa, llévense este ejemplo”.

Rafael Hidalgo