“Ser triatleta exige 24 horas de dedicación”

Gurutze Frades es la imagen de la campaña que el área de Igualdad de Durango ha diseñado con motivo del 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género. La integrante del Mugarra es una de las deportistas de Durangaldea que más espacio ha ocupado en los medios de comunicación en los últimos meses después de haber conseguido la proeza de ser la primera triatleta del Estado en clasificarse para el Ironman de Hawaii.

Kona, sin embargo, le dejó un sabor agridulce. Situarse en la línea de salida con las mejores triatletas del mundo fue una de las sensaciones más placenteras que ha tenido en su carrera, pero la frustración llegó después. Como consecuencia de unos problemas estomacales, a mitad del recorrido en bicicleta, se quedó sin fuerzas y empezaron a tambalearle las piernas. Frades no arrojó la toalla, y después de diez horas y dieciocho minutos de competición, entró en meta en la trigésimo tercera posición.

Casi dos meses después del Ironman, y pese a haber comenzado ya a entrenar para la próxima temporada, todavía le invade un sentimiento de rabia al recordar la carrera. “Estaba en el mejor momento de forma de mi carrera. Mi equipo y yo habíamos trabajado mucho para poder estar entre las 10-15 primeras, y por un problema físico no pudo ser”, se lamenta.

Sentirse así es algo lógico para una deportista que ha renunciado a comportarse como cualquier otra joven para poder alcanzar ese nivel. “Ser triatleta exige 24 horas de dedicación. Salgo de trabajar (entrenar) y sigo siendo triatleta. No hay juergas ni muchas otras cosas y, aunque siento que mi círculo de amistades se va cerrando, he invertido tanto en llegar hasta aquí que no quiero que se me escape”.

Sin la Basque Team

Porque ser deportista de élite no siempre es un camino de rosas. En su caso, y tras ganar Vichy, Bilbao y Zarautz en un 2015 “redondo”, este año se va a quedar sin su principal fuente de ingresos, la beca Basque Team, por no haber alcanzado el resultado previsto en Hawaii y no haber disputado el Mundial para poder preparar esa carrera.

Hubiera podido asumir menos riesgos. Reservarse para campeonatos más asequibles que le casi le garantizaran la beca y evitar la “sangría económica” que ha supuesto la aclimatación en Kona, pero Gurutze no es así. Está convencida de que Hawaii puede ser “la carrera de mi vida” y le gustaría volver a intentarlo el año que viene.

Con este propósito, ha marcado en el calendario los Ironman que se celebrarán en Sudáfrica y Brasil en abril y mayo para ver si tiene opciones de clasificarse. “El año pasado a estas alturas ya tenía 4.000 puntos y ahora mismo tengo muy pocos, así que tengo que esforzarme al máximo en esas dos carreras”. Si los resultados le acompañan, seguirá adelante, pero si no es así centrará todos sus esfuerzos en el Mundial de Canadá.

“Lo nuestro es de risa”

Entre entrenamiento y entrenamiento, Gurutze también saca tiempo para buscar patrocinadores que puedan aportar un poco de estabilidad a un mundo lleno de incertidumbres en el que cualquier avería mecánica o lesión pueden complicarte en exceso la vida. No resulta fácil encontrarlos, “y más siendo mujer”, reconoce, pero ya ha quedado demostrado que no es de las que arroja fácilmente la toalla.

“Ver el nivel de vida de las triatletas de otros países contra las que iba a competir en Kona me ha dado otra perspectiva. Viajaban en Primera, tenían coches a su disposición… Lo nuestro es de risa”, reflexiona a modo de despedida.