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“Quiero escribir un libro para contar todo lo que he vivido”

Conchi Azkonizaga dio el cierre definitivo a su restaurante el pasado 31 de mayo.Conchi Azkonizaga no sabe cuál fue su secreto. Lo atribuye al buen trato a la clientela, a la honradez y a no tener miedo al trabajo. Pero la cuestión es que, sin proponérselo, el restaurante que ha regentado en Izurtza recibió miles de visitantes de toda Euskadi, atraídos por el boca a boca. El pasado 31 de mayo cerró sus puertas. Ya no sirve mesas, pero tiene mucho que contar.

Para Conchi ha sido duro cerrar un establecimiento que ha estado ligado a su familia desde que lo edificó su abuelo Anastasio. El negocio comenzó siendo un bar, fundado por su padre Juan, el 24 de abril de 1957. Además de tener una gaseosería en la calle Astarloa de Durango que trasladó a Izurtza, Azkonizaga era también cartero rural, por lo que el local fue conocido como Karteruena durante mucho tiempo.

Conchi tenía entonces sólo cinco años, pero recuerda las idas y venidas de los vecinos “que acudían a recoger las cartas que dejaba el autobús en una bolsa y después se tomaban un vaso de vino o una copa de Cointreau, vermut o coñac”. En este último caso, siempre de la marca Majestad.

“Ese año, Jesús Loroño ganó la Vuelta Ciclista a España, que además pasó por Urkiola. Como mi padre era muy seguidor de ese corredor, que después fichó por el equipo Majestad, sólo dejaba vender esa marca”, explica.

Cazuelas de madrugada

Su vinculación con el negocio familiar se intensificó cuando tenía 14 años, a causa de una caída que sufrió su madre Escolástica al caerse de una escalera. Mientras se recuperaba, Conchi comenzó a trabajar en el establecimiento atendiendo a unos clientes cada vez más numerosos.

“Empezamos a ofrecer servicio de cocina e hicimos unas obras para habilitar un primer comedor en la planta baja, al que acudían camioneros que trabajaban en la cantera de Mañaria y mucha gente de paso a Urkiola”, menciona.

Con el tiempo, comenzaron a acercarse comensales de los alrededores atraídos por su comida casera; después, de toda Bizkaia, Euskadi “e incluso desde Santander”, enumera. Y también “muchos jóvenes de la zona que el fin de semana iban de juerga a Durango y a la vuelta se acercaban para comer las cazuelas que les hacía mi madre”.

Tras varios años llevando el peso del restaurante, Conchi acabó haciéndose cargo del negocio al jubilarse su madre, hace casi 40 años. El éxito continuaba y el establecimiento fue comiendo espacio al edificio hasta que en el año 1992, “en plena crisis”, se acometió una importante renovación. “Se hizo una cocina nueva, se modificó todo el bar y se hizo el comedor en el primer piso. Llegamos a tener 300 personas comiendo con más gente esperando fuera y hasta 20 personas trabajando”, afirma.

Sin relevo

El local no daba abasto. “Venían autobuses con personal de importantes empresas e incluso rostros conocidos como Argiñano que quería probar nuestras alubias y callos”. También se celebraban bodas y despedidas de soltero que obligaron a Conchi a contratar bailarinas de strip-tease. Todo dio un inesperado vuelco en el año 2008.

El repentino fallecimiento de su única hija, Amagoia, que hubiese iniciado la tercera generación al frente del restaurante, hizo que Conchi comenzará a replantearse el futuro del negocio. “Tras su muerte decidí cerrar los viernes y sábados por la noche y, como también se acercaba la fecha de mi jubilación, empezamos a mover la venta del restaurante, pero nadie se ha interesado en seguir con él. Así que el pasado 31 de mayo tuve que cerrar definitivamente”, lamenta.

A partir de ahora se dedicará a descansar, a cuidar de su jardín y a disfrutar de la vida junto a su marido. Y también, a recopilar todas las anécdotas y vivencias que ha almacenado en estos últimos 60 años con la idea de escribir un libro sobre el restaurante Azkonizaga.

“Tengo material de sobra y me apetece contar todo lo que me ha pasado en la vida”, anuncia. El escritor y religioso pasionista Aita Martzel Andrinua, que fue párroco de Izurtza, ya se ha ofrecido a ayudarle en su recopilación.

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1 Comentario

  1. jose omar castaño

    Doy muchas gracias a CONCHI AZKONIZAGA por darme la oportunidad de trabajar con ellos estos catorce años como ayudante y cocinero y aportar dia a dia un granito de arena par construir esa pirámide que significa el nombre del restaurante azkonizaga eskerrik azko mila esker

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