Primaveras de miel y rosas

Fue un día diferente. Llegados de la manifestación de Bilbao bajo el granizo y la lluvia en defensa de sus magras pensiones, los pensionistas se presentaron en el frontón de  una localidad de la comarca para presenciar y aplaudir el desfile de modelos de los alumnos del Instituto, que al día siguiente partirían en viaje de estudios.

Se llenaron las tribunas, a los aitites y amamas les acompañaron los padres, hermanos y amigos de los adolescentes que protagonizarían el espectáculo.

Bajo una cascada de efectos de luces y colores, con un fondo musical que por momentos presidían voces de alumnos del Instituto, todos los modelos de “prêt â porter” ofrecidos al desfile por las boutiques de la localidad, algunas tiendas de deporte y una floristería, fueron exhibidos por alumnas y alumnos en la flor de la adolescencia, con sus quince o dieciseis años.

Erguidos, como profesionales de las pasarelas, con todo el encanto de vidas que alcanzan ya la madurez, ellas y ellos llenaron la pasarela del frontón en una proporción muy de acuerdo con el reciente 8-M, casi el mismo número de ambos sexos. Era como la puesta de largo de las gentes de postín de la alta sociedad.

Entreveradas/os con los desfiles de modelos, grupos de cuatro o cinco danzaban danzas, una de ellas de alto nivel, otras dos más de iniciación. Danzas preparadas por los mismos alumnos y alumnas, algunos de los cuales concurren a campeonatos estatales de danza.

Y todos, todas, con la sonrisa y el optimismo ante el futuro que les espera, que los 115.000 pensionistas que contabilizó la Policía municipal habían reivindicado para ellos también por las calles de Bilbao a lo largo de la tarde. Un futuro de esperanza que ellos mismos trabajarán y pelearán con uñas y dientes cuando les llegue la hora.

Todo el pueblo estaba con ellos: el centro cultural que gestionaba el frontón, los comercios patrocinadores, las familias. Un gesto más que evidencia el compromiso de la sociedad entera, en este caso de su pueblo, con los jóvenes que se están haciendo adultos y afrontan por primera vez el reto de actuar ante el público.

A destacar como novedad con relación a años anteriores la presencia en los desfiles de alumnos y alumnas  no más de media docena de origen subsahariano o magrebí, que ponían una nota de color y universalidad en esta Euskadi cada vez más multicolor y multicultural.

Los alumnos emprendieron al día siguiente su viaje de estudios, financiado con esta actividad y otras que han venido desarrollando a lo largo del curso.

Honorio Cadarso es periodista