IBI y otros desastres

En ocasiones, es curioso pararse y ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Durante los últimos meses hemos estado tratando de realizar una actualización del IBI, primero desde la Diputación y finalmente desde nuestra institución más cercana, el ayuntamiento.

Cualquiera podría pensar que se ha dedicado cada segundo de este tiempo a afinar esta actualización, ya que además llevaba 40 años sin hacerse. Pero en lugar de eso se ha hecho con unas sospechosas prisas (tendrá mucho que ver la necesidad de recaudar para compensar lo que ya no sacan de la burbuja inmobiliaria), de forma descuidada, sin un estudio adecuado y sin una implantación progresiva, quizás en 5 o 6 años.

La vivienda es un bien básico, como lo reconoce la Declaración Universal de los derechos Humanos, incluso la nueva Ley Municipal Vasca. No entendemos que pueda utilizarse para aumentar la recaudación.

Fruto de ello nos encontramos con situaciones sorprendentes en la actualidad. Ya desde su concepción desde el gobierno de la Diputación (PNV-PSE), la actualización está marcada por no tener en cuenta a las personas, a las familias, a los comercios… a pesar de la situación económica complicada a la que nos han arrastrado. Intentamos ya desde estos comienzos que se recogieran estas posibilidades, pero no se nos quiso escuchar. Nuevamente lo solicitamos en el ayuntamiento de Durango, pero quienes gobiernan no quisieron ponerse en contra de lo que venía dictaminado desde Diputación.

Ni siquiera quisieron fijarse en que la valoración de los pisos en zonas como San Fausto, Aramotz u otros barrios de las afueras es mayor que en el mismo Ezkurdi. Es decir, que para dos pisos iguales -uno en Ezkurdi y otro en Aramotz- pagará más IBI quien viva en Aramotz por estar más valorado.

También resulta curioso que el IBI en San Fausto suba en torno al 60% mientras a grandes fincas les baja un 30% y que los bancos desaparezcan del IBI incrementado mientras se castiga a muchos propietarios y propietarias de viviendas a pagar 2,5 veces más sin tener en cuenta su situación personal.

Entonces nos preguntamos, ¿por qué no se han establecido medidas para hacerlo más justo? ¿Por qué no se plantea una redistribución justa de los fondos de Udalkutxa, y que Bilbao no se lleve el 40% de los fondos con sólo el 30% de la población? ¿Por qué en lugar de seguir aumentando los impuestos que afectarán de manera indiscriminada a los sectores más vulnerables de la población, se plantea una reforma fiscal para que el pago de los impuestos sea redistributivo, progresivo y equitativo?

Quizás la respuesta nos la ha dado el propio PNV en repetidas ocasiones al afirmar que para decidir quién paga los impuestos les importan más las grandes empresas que la ciudadanía.

En cuanto al resto de ordenanzas, más de lo mismo. Tarde y mal. Han aprobado unas ordenanzas con dudas jurídicas sin aclarar y sin información que se ha pedido en repetidas ocasiones. Nos resulta curioso encontrar dos propuestas similares y ver cómo el equipo de gobierno vota en contra de la nuestra y a favor de la de EH Bildu.

Creemos que esto define por sí sólo a PNV y PSE, que dan más valor a qué partido propone que a lo que se propone.

Tampoco quieren estudiar cómo cobrar a los bancos más por hacer negocios con sus cajeros automáticos, pero nos traen una subida del 2,5% sobre basuras para 2017, más otra del 2,5% para el 2018. Se vuelven a olvidar de barrios como Aramotz, Juan de Itziar, San Fausto, Murueta Torre, Tabira, etcétera, que llevan años sufriendo un servicio de limpieza viaria y de recogida de basuras deficiente, con un contrato que lleva más de 10 años sin actualizarse. Pese a ello quieren cobrarnos más desde ahora, y ya veremos cuándo se lleva a cabo un servicio digno.

Jorge Varela es concejal de Herriarren Eskubidea en Durango