Fariña

Sito Miñanco, Laureano Oubiña, e mais o contrabando de las costas gallegas de otros tiempos no muy lejanos y quizá de estos actuales, han venido a entretener nuestros descansos televisivos al caer del día.

Historias para no dormir… Entre una narración novelada, y la retirada de los escaparates y del mercado del libro Fariña por orden judicial, y crónicas más serias sobre la implicación del PP gallego en el negocio de la “Fariña”, en la que parece que este partido se financió con fondos del narconegocio de los narcotraficantes gallegos y sus lanchas ultrarápidas, uno empieza a entender por qué Galicia no progresa de acuerdo con sus posibilidades y la capacidad de sus habitantes, y sigue varada en una industria conservera y unas artes de pesca por esos óceanos Indico y Atlántico norte y esas ganaderías de vacuno ruinosas y desamparadas por los gobiernos central y autonómico.

Y por una emigración planetaria que ha colocado apellidos gallegos en el Extremo Oriente, Europa y América, y el planeta fútbol con apellidos gallegos de nacionalidad francesa, suiza o luxemburguesa.

Y encima se dice que el líder del PP gallego podría optar con muchas posibilidades a tomar el relevo de Mariano Rajoy en la dirección nacional del PP y en el gobierno del Estado.

¡Es lo que hay! En otros países y otros continentes, por ejemplo en China, se progresa con una situación de pleno empleo y unas empresas dedicadas a los trabajos más rentables y punteros del momento actual: tecnologías avanzadas, digitalización, robótica, energías renovables…

En esta piel de toro se cultivan empresas de drogas, industrias del ladrillo, fabricación y comercialización de armas a escala internacional, para abastecer las guerras del Oriente próximo, impuestos ilegales y dinero negro a las empresas, y paraísos fiscales, sobre todo paraísos fiscales.

Honorio Cadarso es periodista