El bunker de Koitaué

Tras los exitosos años de los Rivelino, Ronaldinho, Coutinho, etc. ha llegado la saga de los Dembélé, Mbappé, Kanté, etc. y continúa la racha de a partido de fútbol diario en las televisiones.

Al cobijo de la familia y los padres, el pequeño Koitaué soñaba con crecer, hacerse mayor, tener barba y “disfrutar”de las ventajas de la vida adulta.

Una vez pasados los años y continuado el proceso de maduración, el joven se convierte en un adolescente a quien le disgusta la noche, el ruido de los antros, el humo del tabaco y los trastornados con motosierra por las calles a las 5 de la mañana.

Tampoco le gusta caminar y tomar el aire libre, salir al monte o simplemente pasear por los bidegorris compartidos de Durango.

Su retiro en un bunker virtual le permite zafarse de las incomodidades y las arterias de la noble villa, enfermas de colesterol, sometidas a juicio, lo mismo que la educación que se da a nuestros jóvenes de hoy.

Asimilando la historia del joven Sheldon y los famosetes de los diferentes clubes balompédicos del mundo mundial, sólo le falta el carnet de conducir, para lo que ya está entrenando con vídeo-juegos de Fórmula 1.

Cuando del fuego de las barricadas se pasa al fuego de las velas, es porque nos hemos dejado atrapar por un sucedáneo insustancial, mientras periodistas de aquí y de allá contemplan atónitos la firmeza de un colectivo de pensionistas o la incontable cifra de chalecos amarillos en Francia.

Y Koitaué contempla todo ello sin moverse del sofá, diciéndose a sí mismo que la gente está muy mal. En algo tiene razón, sí, estamos jodidamente mal, pero por aquí nos está gustando que nos den por donde amargan los pepinos y si algo no acaba de entrar fácil, recurrimos a la vaselina y a los opiáceos del pueblo.

¿O es al revés: hemos recurrido a los segundos y no nos estamos enterando de lo primero?

Creo que refugiarse en el bunker es como esconder la cabeza como el avestruz, pero se está bien. Ya saldremos a la luz después del holocausto nuclear y nos adaptaremos a lo que quede. No obstante, el tito Sugus se ha apuntado al primer viaje tripulado a Marte. Prefiere estar en órbita para contemplar el espectáculo.

Agustín Ruiz Larringan, herritar aktiboa.