Diálogos de un matrimonio

-Te recuerdo que nacimos pobres.

-¿Y qué?

-Hemos tenido que trabajar duro toda la vida.

-Eso nos ha hecho más fuertes.

-Y ahora nos dejan sin empleo.

-Lo crearemos nosotros y lo autogestionaremos.

-Además nos van a desalojar de la vivienda.

-???Okuparemos??? otra.

-Nos mandarán a la policía.

-Les invitaremos a té y pastas.

-¿Cómo lo haremos si no nos llega para comer?

-Robaremos en los supermercados.

-Y terminaremos en la cárcel.

-No está tan mal: alojamiento, ropa y comida gratis, a cuenta del Estado.

-Ya, pero no podremos estar juntos para tener sexo.

-Bueno, ya sabes???¡nadie es perfect@!

El sol supera ya la montaña de Mugarra y nos ofrece sus rayos de calor durante más tiempo en todo el valle. ??ltimamente se acuesta más tarde cada día y cuando se levanta de nuevo no se acuerda para nada de la noche que ha pasado.

Quisiera ser como él, pero hoy me han despertado los lametones de ???Txispi??? que me pregunta si sería capaz de responder de la misma manera a todas las cuestiones que Evaristo y Serafina se habían planteado. A decir verdad tendría que ayudarme mi mejor amigo ya que soy una persona bastante indecisa.

Seguramente la mayoría de los lectores, en vuestra versión libre, ya habréis identificado en la conversación a cada uno de los dos protagonistas, pero no deberíais estar tan seguros de ello.

Afuera cae una lluvia de plomo que repiquetea sobre el toldo del andamio, en la fachada del bloque contiguo. Todos los días me levanto con el pie izquierdo. Siempre lo hago por ese lado de la cama. ???Pero hoy haremos una pequeña excepción, mi querido ???Txispi???- Me siento sobre la almohada y transcurridos unos minutos, sorprendo a mi perro con una sentencia contundente:-Creo que seguiré los pasos de Evaristo y Serafina. Aprendí que se trabaja para vivir y no al contrario. No puedo dejar pasar mi existencia ante ese círculo inhumano que nos aboca a un sinsentido. Respirar-producir-consumir tienen que ser sustituídos de nuevo por ser-trabajar-ociar.

Mi compañero se lanza sobre mí meneando el rabo alegremente. Seguro que piensa -¡que buena decisión! Así tendrá más tiempo para estar conmigo. Por supuesto. Y también dedicaré más horas a mis otr@s amig@s. Intercambiaremos nuestras ideas y las debatiremos. ¡Hasta podremos plantearnos montar una sublevación!  Regresaremos a los tiempos del trueque. Volveremos a merendar pan y chocolate y a contar cuentos a nuestros niños cuando se acuestan.

-¿Y ese sueño tuyo, para cuándo?- me recuerda ???Txispi???.

-Esto no es un sueño, es una alternativa.

-No intentes confundirme –me contesta- sabes muy bien a lo que me refiero.

-¿Ah, ???lo otro???? –le digo con aire despistado- un día cualquiera de la Cuaresma.

-No olvides tu antidepresivo con el desayuno y coge el paraguas antes de salir de casa –sentencia.

Agustín Ruiz Larringan, herritar aktiboa.