Las luces de la Navidad

[vc_row][vc_column][vc_column_text]Más allá del encendido de los adornos y árboles típicos, la Navidad tiene sus propias luces. Actos de carácter solidario sin los que la estampa navideña de la mayoría de los municipios sería mucho menos reconocible. Durango también los tiene y algunos, como el sorteo benéfico de la JAED, celebrándose de forma ininterrumpida desde 1971 al cobijo del pórtico de Andra Mari.[/vc_column_text][vc_empty_space height=”20px”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text css=”.vc_custom_1482492801906{padding-top: 5px !important;padding-right: 20px !important;padding-bottom: 20px !important;padding-left: 20px !important;background-color: #eaeaea !important;}”]

El stand de los sueños

Parece que el invierno no llega a Durango hasta que la junta abre al público su caseta y los aledaños de la Basílica de Andra Mari se impregnan del característico olor de las castañas asadas.

¿Quién no se ha ilusionado alguna vez con el coche del tradicional sorteo benéfico? Sueños que, en el caso de este stand, son mucho más profundos. No en vano esta rifa representa el 70% de los ingresos de la JAED. Dinero con el que esta asociación cubre parte de las necesidades básicas de familias de Durango y Iurreta que hacen milagros como los de subsistir “con 300 euros al mes” o “estar un año sin poder bañar con agua caliente a sus cuatro hijos”.

Son casos reales narrados por responsables de la asociación que demuestran que, por mucho que haya gente a la que le cueste creérselo, la pobreza también acampa cerca de nuestras viviendas. Tanto es así que, en una acción coordinada con los Servicios Sociales, la JAED repartió 115.675 euros y 81.282 kilos de alimentos de enero a octubre entre centenares de familias que no pueden acceder a las ayudas oficiales.

De ahí la importancia de los 1,5 euros que cuesta cada boleto de los 55.000 que se han puesto en circulación para el sorteo que, de forma excepcional, se celebrará el 8 de enero. El año pasado se agotaron las papeletas. Habrá que soñar con que esta vez también ocurre.[/vc_column_text][vc_empty_space height=”20px”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text css=”.vc_custom_1482492811178{padding-top: 5px !important;padding-right: 20px !important;padding-bottom: 20px !important;padding-left: 20px !important;background-color: #eaeaea !important;}”]

Un rastrillo entre amigas

La idea de poner a la venta objetos de segunda mano, a precios económicos, surgió hace trece años. “Se nos ocurrió que con todas las cosas que teníamos en casa podíamos organizar algo y así fue”, recuerdan Amelia Santa Cruz, Arantza Bastida, Puri Muruetagoiena y Teresa García, las cuatro duranguesas que han mantenido el proyecto vivo junto a Rosa Sanz, “que falleció hace dos años y que era la alegría de todas nosotras”.

Las puertas del rastrillo han estado abiertas durante un mes en un local de la calle Artekale y la recaudación que entregarán a la JAED rondará los 7.500 euros. “Nos vamos a quedar un poco por debajo del año pasado, pero, aun así, estamos muy contentas porque la gente ha vuelto a volcarse”.

Santa Cruz, García, Bastida y Muruetagoiena admiten que la iniciativa no sería posible sin el altruismo de las personas que les ceden el local y donan los artículos. “La mayoría nos traen amigas y conocidos, aunque también hay gente que viene con cosas cuando se entera de que estamos aquí”.

Este año, como novedad, han vendido su primer mueble. “Una cómoda preciosa que se la llevaron por 60 euros”. Televisiones planas a 50 euros, instrumentos musicales, ropa, muñecas y “muchísimos libros” han sido otros de los artículos-estrella.[/vc_column_text][vc_empty_space height=”20px”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text css=”.vc_custom_1482493636394{padding-top: 5px !important;padding-right: 20px !important;padding-bottom: 20px !important;padding-left: 20px !important;background-color: #eaeaea !important;}”]

Un belén con gaupaseros

El durangués Luis Ibáñez recibió el año pasado el primer premio del concurso convocado por la Asociación Belenística de Bizkaia por una reproducción a escala del pórtico de Andra Mari. El reto de estas Navidades no ha sido menor.

Como suele ser habitual en sus obras, el belén que decora desde hace días el escaparate de la panadería Ogien Artean de la calle Santa María tiene más detalles de los que a simple vista pueden apreciarse. Ambientado en la plaza de Santa Ana, al nacimiento le acompañan una de las vaquillas de las ‘zezenak dira’, txistularis, las antiguas lecheras que recorrían el Casco Viejo y hasta algún que otro gaupasero.

“Si quieres hacer un trabajo bien hecho a escala tienes que investigar, medir bien todas las superficies y meter muchas horas”, admite Ibáñez tras reconocer que la maqueta le ha permitido descubrir que el Arco tiene un escudo de los Austria del que nunca había oído hablar.

No es el único belén de su autoría que puede admirarse en Durango. De hecho, le han realizado tantos encargos que no ha tenido tiempo para poder ampliar del que más orgulloso se encuentra. Del belén que exhibe desde hace años en una lonja de su propiedad de la calle San Francisco todos los días, de 18.00 a 20.00 horas, hasta la festividad de Reyes y con el que recauda fondos para la Asociación contra el Cáncer.

Es un conjunto de quince metros cuadrados con más de cien figuras -casi una tercera parte en movimiento- que merece la pena visitar y en el que lleva trabajando más de dos décadas. Las sorpresas de ver caer la nieve, el humo de las hogueras o poder oler un naranjo lo hacen inolvidable.[/vc_column_text][vc_empty_space height=”20px”][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text css=”.vc_custom_1482493539093{padding-top: 5px !important;padding-right: 20px !important;padding-bottom: 20px !important;padding-left: 20px !important;background-color: #eaeaea !important;}”]

Comercio justo en la escuela

Alumnado de Tercero de la ESO de San Antonio Ikastetxea volvió a salir a la calle, fiel a su cita navideña, para montar su tienda de comercio justo. En el puesto de Komentukalea podía comprarse café, cacao, chocolate, zumos o artículos artesanales.

A través de esta iniciativa, los estudiantes del centro buscan apoyar un modelo de comercio en el que “el trabajador puede vender su producto obteniendo un beneficio justo para él e invertir una parte en el desarrollo de su comunidad. Además, se garantiza una producción ecológica y el respeto e impulso de los derechos humanos”, defienden.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]