La memoria de una masacre

Han tenido que pasar 75 años para que el bombardeo que arrasó Durango durante la Guerra Civil tenga el eco y la repercusión que merece la masacre fascista perpetrada por la aviación italiana a las órdenes del general Mola. Con más de 336 muertos, fue un ataque planificado y sistemático contra una población civil indefensa. Todo un genocidio, a juicio de algunas de las asociaciones que han luchado para rescatar del olvido esta tragedia, cuyas víctimas superaron el 5% de la población.

El vídeo que durangon.com ha editado en recuerdo de aquel drama recorre, de la mano de integrantes de colectivos en defensa de la memoria histórica, investigadores y el superviviente José Antonio Olea, algunos lugares significativos. Son ellos los que nos acercan hasta escenarios como Kurutziaga, el pórtico de Santa María, la estación, la antigua cárcel de mujeres o los aledaños del cementerio para subrayar su valor histórico o emocional.

Martxoak 31

Andoni Ruiz y Alberto Gallego representan en este itinerario a Martxoak 31, el grupo musical que despertó la curiosidad de toda una generación en torno a lo que había pasado en esa fecha. Hablan en Kurutziaga, donde comenzó todo. Eran las ocho y media de la mañana y un incesante repicar de campanas trataba de alertar a la población de la presencia de aviones italianos. Las bombas sepultaron viviendas y la iglesia de los Jesuitas.

La siguiente parada es la parroquia de Santa María. Su pórtico congregaba el mercado semanal mientras en el templo se oficiaba la primera misa de la mañana, según el investigador de Gerediaga Jon Irazabal. Algunas de las fotografías más impactantes de esta jornada, en cuyo transcurso se arrojaron 14.840 kilos de explosivos, corresponden a las bóvedas hundidas de esta iglesia.

Más desapercibidas pasaron las bombas que cayeron sobre la estación, lugar que visitamos junto a Andoni Barreña, de Durango 1936 Kultur Elkartea. Las escuadrillas italianas volvieron a Durango el mismo 31 de marzo hacias las 17.45 horas, tras el ataque de la mañana, con el único objetivo de arrasar este “punto estratégico”.

Familiares muertos en brazos

Los recuerdos de José Antonio Olea se concentran entre Komentu kalea, donde vivía con su familia, y la zona del cementerio. El continuo transitar de vecinos con cuerpos de familiares muertos en sus brazos hacia el camposanto le resulta difícil de olvidar. El ataque destruyó su casa y acabó con la vida de sus dos hermanos y uno de sus abuelos. El se salvó porque se resguardó en una carpintería cercana.

Por último, y pese a que no es un escenario directamente vinculado con el bombardeo, tampoco hemos querido pasar por alto otro espacio religioso de Durango que acogió una actividad relevante durante la Guerra Civil: la cárcel de mujeres que se ubicó en el actual colegio Nevers tras el golpe fascista. La periodista María González Gorosarri, que entrevistó a la histórica miliciana ‘Rosario la Dinamitera’ para el archivo de la asociación Durango 1936, es quien nos habla de este lugar.

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