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Juventud con futuro

Juventud con futuro

Seis estudiantes de Mondragon Unibertsitatea –dos de Durango– acaban de culminar con éxito el reto de organizar la primera feria de sostenibilidad ambiental de Euskadi ‘Berdeago’ en Landako Gunea. Por supuesto, ellos rechazan de plano ese derrotismo con que se interpretan recurrentemente las elevadas cifras de paro juvenil (un 55,12% en el Estado en 2012).

No podía ser de otra forma tratándose de alumnos del grado de Liderazgo Emprendedor e Innovación, una especialidad que en Europa sólo se cursa en Euskadi y en Finlandia, y que pretende formar a jóvenes con iniciativa e ideas.

Según se explica en el catálogo editado por la propia universidad, “los graduados y graduadas en Liderazgo Emprendedor e Innovación están capacitados para liderar la creación de nuevas empresas y/o nuevos negocios dentro de empresas existentes”. Esa competencia la adquieren “con el método de aprender haciendo (learning by doing), y el trabajo en equipos autogestionados a través de empresas que se crearán desde el primer día, trabajando para clientes reales con proyectos que a su vez son reales”.

Y su “proyecto real” ha sido Berdeago. En su diseño han participado jóvenes de dos equipos ya formados en la universidad, ‘Esnatu’ y ‘Jumping’, dotados de estructura empresarial aunque con fórmula jurídica de asociación.

Dos de sus componentes, Iñigo Peña y Matxalen Palacio, son de Durango y además, ejercen de portavoces. El equipo lo completan Xabi Igoa, de Aramaio; Ander Iturriagagoitia, de Bergara; Unai Magdaleno, de Eibar, y Jon Etxeberria, de Etxarri Aranatz.

Para dar una idea del desafío que ha supuesto organizar la exposición, valgan estos datos: tuvieron que contactar con 1.200 empresas para que acudieran 40. Cuatro personas del equipo se aplicaron a ello durante seis meses. ‘Berdeago’ les ha supuesto un año y medio de trabajo que han tenido que compaginar con las clases en jornadas maratonianas. Han facturado unos 100.000 euros, han creado 22 puestos de trabajo, sin contar al personal de los ‘stands’, y han subcontratado a más de 10 empresas.

¿Y todo este esfuerzo se agotará en dos días de feria? “Estamos muy contentos con los resultados, pero tenemos que hacer una evaluación y después valoraremos mejorarlo o dejarlo”, señalan.

-¿Dejarlo?
-También hay que saber hacerlo, no pasa nada: en el camino, hemos aprendido”, razonan Iñigo y Matxalen.

Estos jóvenes son “gente de mundo” y se expresan como tales. El planteamiento de la carrera les obliga a salir al extranjero para ver qué se hace y qué funciona en otras latitudes. Han visitado ya Finlandia y Palo Alto-Silicon Valey (EE UU), la sede de las empresas tecnológicas más importantes del mundo. Próximamente viajarán a China durante un mes.

“Faltan inversores”

-A tenor de lo que habéis visto, ¿qué idea os habeis hecho de la iniciativa emprendedora en la comunidad autónoma o en Bizkaia?
-Tenemos muchos emprendedores, un montón de pequeña empresa, de grandes también, que en su día creó alguien. No son multinacionales, sino personas que un día se juntaron y reunieron dinero para fundar algo. Iniciativas hay pero en este mundo falta la parte de inversión, inversores privados, entidades de capital de riesgo, bancos… Es muy difícil conseguir financiación.

La feria Berdeago contó con la presencia de 40 expositores
Una situación muy distinta a la que se da en Silicon Valley. En la cuna de Facebook, Google, Yahoo etc. convergen a diario emprendedores de todo el mundo “captando inversores”. Estos jóvenes piensan que “aquello ha prosperado tanto porque prolifera ese ‘chip’ de inversor”. El riesgo supone fracaso, pero allí éste se vive como aprendizaje. “Si fallan intentan que no vuelva a ocurrir y se recuperan mucho más rápido, mientras que aquí cuando algo no ha ido bien todo el mundo te señala”.

De la convivencia con el riesgo y la posibilidad de fallar da prueba que de cada 10 ‘start-ups’ del ámbito de Internet que se crean en Silicon Valley, 9 se quedan en el camino y los inversores pierden millonadas… hasta el siguiente intento.

Dinamismo

Por eso, imponen severas exigencias a los emprendedores: que la empresa tenga recorrido y funcione, y también se valora mucho la experiencia del equipo promotor: “cuanta más experiencia más se habrá fallado y aprendido”. Se da importancia además a que “tú hayas apostado económicamente por tu proyecto, lo que indica que confías en él y vas a tope”.

Estos jóvenes creen que este dinamismo favorece el emprendimiento, pero también encuentran aspectos negativos: “Crean una empresa y lo único que les importa es sacar el máximo beneficio, los inversores mandan”.

-Con esta experiencia de creación y gestión de una empresa, ¿qué aconsejaríais a los jóvenes que quieran emprender?
-Primero tienes que tener una idea y luego ganas de trabajar. Hay que estar encima de la empresa todo el rato, sin horarios. La idea puede ser un 5% del éxito, pero el 95% es trabajo, constancia. Mucha gente dice: “He tenido una idea”. Eso está muy bien, pero ahora ejecútala.

Por último, aconsejan dar valor añadido a todo. “Abrir una panadería no es suficiente. Tiene que ser diferente”.

Liderazgo

-¿Y qué se necesita para liderar?
-Hay que liderar con el ejemplo. No se puede exigir a la gente lo que tú no haces. Hay que trabajar como el que más. En nuestro caso, cada uno tenemos un rol. Todos podemos ser líderes, pero cada uno tiene que saber cuál es su ámbito y ceñirse a él para que el proyecto funcione.

-¿Puede haber liderazgo rotatorio?
-Usamos este modelo en nuestras empresas, cada año cambiamos de líderes.

-¿Funciona bien?
-No siempre. Cada persona tiene un tipo de liderazgo y puede que algunos no encajen en los equipos o en las empresas.

-¿Ser líder es cuestión de caracter?
-Sí, pero también se puede aprender. Hemos trabajado mucho la gestión de equipos. Cada uno tiene su rol y es responsable de su rol. Hacemos una reunión cada semana e intercambiamos nuestras experiencias. Nuestros cuatro compañeros se han centrado en los contactos con empresas y yo he ayudado para cerrar algunos contratos –habla Iñigo–. Matxalen y yo también nos hemos encargado de la logística, la comunicación y otras actividades que hemos desarrollado alrededor de ‘Berdeago’.
 
En este sentido, concluyen que es muy importante saber encontrar la mejor tarea de cada cual de acuerdo a sus capacidades.

Iñigo y Matxalen están a un año de terminar su carrera y ya conocen bien lo que significan emprendimiento e innovación. Y están en disposición de elegir con más criterio entre ser empleados o crear su propia empresa. Hoy por hoy, apuestan por ambas alternativas: “Pero creemos que primero es mejor trabajar en una empresa para aprender”.

 

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