“Hice la prueba para el papel sin saber que era para una película”

Cuando decidió ser actor, Julen Jiménez (Amorebieta, 1994) sabía que se enfrentaba a un camino largo y complicado. Pero, a veces, las oportunidades surgen de golpe si sabes estar en el lugar adecuado. El joven zornotzarra acaba de dar un importante impulso a su carrera gracias a su papel en la película ‘El silencio de la ciudad blanca’, de Daniel Calparsoro, estrenada el pasado fin de semana con Belén Rueda como protagonista.

No recuerda una etapa de su vida en la que no deseara ser actor. Con apenas “4 o 5 años” descubrió su pasión por el teatro y reproducía en su habitación escenas de las obras “a las que me llevaban mis padres en el Zornotza Aretoa”, recuerda. En Primaria se apuntó al grupo de teatro de la escuela “y desde entonces no he parado”.

La interpretación era para Jiménez mucho más que una simple actividad extraescolar y en cuanto finalizó el instituto se embarcó a estudiar arte dramático. “Lo primero que les pedí a mis padres es que me dejaran ir a Madrid, pero me dijeron que era mejor sentar unas bases previas, así que me matriculé en Bilbao”, comenta.

Del Arriaga a Lituania

Su apuesta bilbaína la planteó como un año de transición antes de dirigirse definitivamente a la capital madrileña, pero la buena experiencia le convenció para finalizar sus estudios cerca de casa. Aquí vivió sus primeras experiencias importantes en escena, con dos obras principalmente.

“La primera fue en segundo curso, cuando tuve la suerte de trabajar con Concha Velasco en el teatro Arriaga, siendo mi primer contrato profesional”, destaca. “Y la segunda, un año más tarde, con una obra con la que llegué a participar en un festival de teatro universitario en Lituania. Este fue el primer trabajo en el que me sentí realmente actor”.

Estas primeras tablas y un año más en Bilbao —en el que consiguió varios papeles en varias producciones de ópera en el Palacio Euskalduna—, le dieron el empujón definitivo para emprender su anhelado traslado a Madrid en el 2017. “Sentía que era ya el momento y que tenía que salir de aquí. Necesitaba probar aquello”.

Primeros contactos

Gracias a un amigo actor, Jiménez consiguió sus primeros contactos y papeles en la escena madrileña. También entró en contacto con el estudio de Juan Codina donde sigue ampliando su formación. “A partir de ahí me di cuenta de que necesitaba continuar forjándome y ampliar mis relaciones profesionales para ir metiendo el morro en este mundo”, reconoce.

Y precisamente, cuando comprendió que ésta era una carrera de fondo, le llegó una de sus mayores oportunidades sin pretenderlo. “Fue todo muy rápido. Me llamó una tarde mi representante para pedirme que grabara unas frases y a la mañana siguiente me dijeron que me daban el personaje. En aquel momento no sabía ni para qué era, ni siquiera que fuese una película”.

Toda la gente se portó genial durante los días de rodaje que tuve. Te pones en manos del equipo y solo tienes que preocuparte de tu papel

Según pasaban los días y llegaron el guion, las pruebas de vestuario y ensayos con el director, se fue dando cuenta de la magnitud de esta oportunidad. “Participar en el rodaje de ‘El silencio de la ciudad blanca’ ha sido una experiencia maravillosa, aunque también me ha dado un poco de vértigo”, confiesa. “Pero toda la gente se portó genial durante los días de rodaje que tuve. Te pones en manos del equipo y solo tienes que preocuparte de tu papel”.

Aparte de la gratificante experiencia personal, el actor zornotzarra ha logrado con esta producción un importante espaldarazo profesional. “Poder decir que has trabajado con alguien como Daniel Calparsoro hace mucho y confío en que me ayude en el futuro. Mientras, continuaré aprendiendo todo lo que pueda y aprovecharé toda oportunidad que me surja”, afirma.

La película ‘El silencio de la ciudad blanca’ puede verse en el Zornotza Aretoa de Amorebieta y en el cine Zugaza de Durango hasta el domingo.