Endika, el actor de Karrika

[vc_row][vc_column][vc_single_image image=”63031″ img_size=”full”][vc_empty_space height=”20px”][vc_column_text]Se llama Endika Zamaioa y tiene 33 años. Los miércoles por la tarde se le puede ver en la terraza de un conocido establecimiento del Casco Viejo de Durango a la espera de que lleguen sus compañeros y compañeras de teatro.

Suele ser el más puntual. Tanto es así que es muy raro que a las cinco y media en punto no esté pidiendo ya la consumición en la barra. Poco a poco va llegando el resto y empiezan las risas. Son Karrika Antzerki Taldea, que tienen por costumbre tomar un café o una infusión en el Pol Pol antes de los ensayos que todas las semanas del curso escolar tienen en San Agustin kultur gunea de seis a nueve de la noche.

Endika es uno de los veteranos de Karrika. Se enroló en esta iniciativa impulsada por José Martín Urrutia ‘Txotxe’, siendo alumno de la ikastola Kurutziaga, para mejorar su nivel de castellano y con el paso de los años la compañía se ha convertido en un pilar esencial en su vida. No solo le gusta la relación que mantiene con los que considera sus amigos sobre las tablas y fuera de ellas, sino que ser actor le ha llevado a ser consciente de la importancia de la dicción, de aprender a relajarse o de la concentración necesaria antes de cada actuación.

Lo que más valoran sus compañeros y compañeras de él es su entusiasmo, su tenacidad y su capacidad interpretativa. “Es un animal escénico y, además, se aprende el texto antes que nadie”, coinciden. “Lo vive como nadie”.

A espectáculo por año, Endika todavía recuerda el texto de su debut en ‘La ratita de papel’ y si tiene que quedarse con uno de los papeles que ha interpretado es el de Patxi, en ‘Martxoak 31’, un espectáculo basado en el bombardeo de Durango. “Lo de llevar un arma y apretar el gatillo me encantaba”, bromea con el resto de integrantes de Karrika.

Como cualquier otro actor, también tiene sus referentes en el mundo de la interpretación. Le gusta Brad Pitt y admira a Eneko Sagardoy, el último ganador del Premio Goya al Actor Revelación y exintegrante de la compañía durangarra, con quien ha coincidido en bastantes ocasiones sobre los escenarios. “Me ha ayudado mucho. Él es muy bueno y siempre me decía que vocalizara más y que tuviera en cuenta las distancias.

El viejo Oeste americano

Tampoco se olvida de Uxuri Gallastegi, una de sus actuales compañeras en la compañía. “¿Que por qué me gusta? Porque es la mejor”, zanja, sin más explicaciones, en presencia de la propia Uxuri.

Endika menciona a William Shakespeare cuando se le pregunta sobre qué espectáculo le gustaría dirigir, pero si hay un género que es su debilidad es el western. De hecho, admite que protagonizaría encantado una película con “vaqueros, indios y peleas”.

En Karrika, Endika ha conseguido ser uno más. Le han tratado siempre como un actor más y es un excelente ejemplo de lo que supone normalizar lo diferente. Porque la única diferencia que hay entre este joven actor y sus compañeros es que él es socio de Geu Be, la asociación de familias con necesidades especiales de Durangaldea.[/vc_column_text][vc_empty_space height=”20px”][vc_column_text css=”.vc_custom_1527866639036{padding-top: 20px !important;padding-right: 20px !important;padding-bottom: 20px !important;padding-left: 20px !important;background-color: #f2f2f2 !important;}”]

“El mundo no puede ser para unos pocos”

Las asociaciones Geu Be, Síndrome de Angelman y Río de Oro celebraron el pasado sábado el Día de la Discapacidad de Durangaldea en Landako Gunea. Más de 1.200 personas tomaron parte en una comida concebida para soñadores. Para personas que creen que un mundo mejor es posible.

Jose Alfaro está al frente de Geu Be porque es un soñador convencido. En las camisetas de muchos de los voluntarios y voluntarias que colaboraron en la jornada se podía leer ‘Ameslariak gara’ y no hay duda de que es un lema que remueve conciencias y que ha inspirado después a muchas de esas personas en su día a día.

Organizar una jornada dedicada a la discapacidad y que la respuesta sea masiva es espectacular. Pero, ¿y al día siguiente qué? Esa es la pregunta que Alfaro se hace con mucha frecuencia y de ahí que revindique menos guetos y más agrupaciones como Karrika en el mundo. Una compañía de teatro en la que uno de sus integrantes tiene necesidades especiales, pero que ha demostrado que tiene un compromiso absoluto con la normalización.

“La mayoría de las veces Endika pasa desapercibido. Siempre hay gente que puede pensar aquelllo de ‘qué buenos son que le dejan estar ahí’ o ‘cómo lo hará para aprenderse el texto’. Ante comentarios así mi respuesta es que quizá Endika tenga que leerse el guión cuatro veces, en vez de dos como el resto, pero al salir al escenario es uno más. Y quienes lo hemos visto actuar sabemos que lo hace bien y que tiene su sitio en la compañía.

Alfaro sabe que todavía queda mucho que hacer y que hay que seguir trabajando con entusiasmo para que la discapacidad y lo diferente “desaparezcan de nuestros ojos, porque el problema no es de las personas diferentes, sino de quienes les prejuzgamos”. El mundo no puede ser para unos pocos. Necesitamos un equilibrio en el que todas las personas tengamos cabida porque, de no ser así, es como si todas las carreteras se prepararan para coches que pueden circular a 200 kilómetros por hora y los que van a 50 k/h no pudieran conducir por ellas”.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]