El mojón de la desanexión

Veinte años de mugarri en mugarri dan para mucho. Los mojones que ubican con absoluta precisión los límites geográficos de Durango esconden un buen número de curiosidades. Algunas de ellas se podrán descubrir el domingo.

Promovido por el Ayuntamiento de Durango, en colaboración con el Alpino Tabira, el Mugarri Eguna afrontará esta edición el quinto y último tramo de un circuito que se ha recorrido ya de principio a fin en cuatro ocasiones. Las personas que se presenten, a las 8.30 horas, en el pórtico de Andra Mari tendrán oportunidad de aproximarse a 23 de los 31 mojones que separan Iurreta y Durango.

“Los ocho que faltan se visitaron el año pasado”, precisa el presidente del Alpino Tabira, José Ramón Arrizabalaga, el durangués que más detalles maneja sobre esta singular iniciativa. No en vano, ha sido durante mucho tiempo uno de los encargados de localizarlos y desbrozar los caminos que conducen hasta ellos. También ha sido quien acompañó al topógrafo del Gobierno vasco que hace unos años publicó el trabajo más completo que existe hasta el momento sobre mugarris.

La primera recomendación de Arrizabalaga para quienes el domingo vayan a calzarse las botas de monte es que, para estar permanentemente orientados, tengan en cuenta que Durango les quedará siempre a la derecha. El tramo más exigente del recorrido se encuentra en los primeros 500 metros, en cuanto el grupo tome la carretera de Orozketa, se adentre en Basobaltz y llegue a las cercanías del caserío Arrioletxe.

Huertas en Durango y en Iurreta

Una de las anécdotas con más valor histórico del circuito tiene que ver, precisamente, con esta vivienda. Propiedad de la familia Mendiolagarai, formaba parte de Durango hasta que los canjes de terrenos que se dieron con la desanexión de Iurreta le situaron en otro término municipal. La reubicación tuvo algo de abrupta al dejar en Durango la parte de las huertas que, jalonadas por un mugarri, se encuentran frente al caserío y trasladar a Iurreta, las de la parte trasera.  

A partir de este punto, en los 5 kilómetros que restan de circuito predominarán las bajadas y los tramos llanos. No todos los mojones podrán verse. En concreto, el que se ubicaba junto al riachuelo de Larrinagatxu desapareció con las obras del TAV y también falta el más próximo a Cafés Baqué. 

“Mugarri rumano”

Otros se examinarán desde la distancia al encontrarse en lugares de difícil acceso. El recorrido también esquivará el 33, conocido como “el mugarri rumano” y que está enclavado junto un campamento de inmigrantes de esta nacionalidad que llevan tiempo asentados a un lado de la variante.

Arrizabalaga conoce bien las dimensiones de estos mojones, su ubicación y también el material con el que fueron construidos, pero echa en falta referencias históricas que determinen “cuándo comenzó este sistema de delimitación municipal. En qué siglo y con qué objetivos”. Es por ello que no descarta ponerse en contacto con alguna persona experta para pedir su colaboración. 

‘Bonus track’ para los amantes de los datos: la mayoría de los mugarris son de piedra arenisca, salvo los que se ubican en zonas calizas. Su tamaño no es uniforme. Los hay de 30 centímetros, aunque el más alto mide dos metros y pico. Este último se ubica en Mugarriluze y es compartido por Amorebieta, Dima y Durango.