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MIGUEL ÁNGEL OREGI 'KALI'

“Cuando empecé a trabajar apenas llegaba a la barra”

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'Kali' con la txapela conmemorativa del 70 aniversario del Ostendi.
‘Kali’ con la txapela conmemorativa del 70 aniversario del Ostendi.

Miguel Ángel Oregi ‘Kali’ nació entre los pucheros del restaurante Ostendi, que fundó su padre hace siete décadas en Matiena. 70 años en los que varias generaciones de abadiñarras han podido disfrutar de sus platos y su ambiente. El sábado pasado, muchos de ellos compartieron una emotiva velada para recordar el pasado y celebrar “que aún me quedan varios años de dar guerra”.

-¿Cómo se les ocurrió a tus padres la idea de montar el restaurante?
-La familia tenía un terreno aquí, con una cuadra, donde la gente de la zona dejaba el ganado cuando bajaba del caserío e iba a Durango a la plaza. Entonces se le ocurrió poner un pellejo de vino para ofrecer algo de beber. Mi madre, que había trabajado de cocinera, empezó a preparar comidas.

-Nueve años después naciste tú. ¿Cuáles son tus primeros recuerdos del Ostendi?
-Lo que más recuerdo era el movimiento que había los fines de semana. Esto se llenaba de eibarreses que pasaban a comer después de haber estado la mañana cazando por Mallabia, Zaldibar y Berriz. Después, cogían el tren para volver a Eibar.

-¿Y cuándo empezaste a ponerte detrás de la barra?
-No lo recuerdo exactamente, pero he visto fotos en las que se me ve sirviendo vino y llego justo-justo a la altura del mostrador, así que imagino que empecé en la profesión bastante pronto.

-Todo tu día a día estaba vinculado al negocio familiar.
-Era inevitable. Vivía, comía y dormía en el bar y mis amigos siempre pululaban por aquí.

“Abierto hasta el amanecer”

-¿Siempre tuviste claro que ibas a dedicarte a la hostelería?
-A mí me gustaba. Pero quería dedicarme a jugar a pelota. Estuve unos años en Estados Unidos y cuando volví a Abadiño para pasar las Navidades de 1978 mi padre me dijo que si volvía a América cerraba el bar. Entonces fue cuando decidí quedarme definitivamente.

-De paso, diste tu toque personal al restaurante.
-Mientras estaban mis padres todo estaba enfocado en dar comidas y menús, sobre todo los fines de semana. Yo le empecé a dar mucha importancia a la música porque siempre he sido muy rockero. Fuimos los pioneros en poner la música alta. Aunque la gente mayor se quejaba, conseguimos atraer a mucha juventud.

También innovamos con el tema de los cuba-libres. Esto era una salvajada. Los fines de semana se convertía en un “abierto hasta el amanecer”. Tengo que agradecer a los vecinos que no me denunciasen (risas).

Imágenes de la fiesta del 70 aniversario del Ostendi (fotos: M.A. Oregi)
Imágenes de la fiesta del 70 aniversario del Ostendi (fotos: M.A. Oregi)

-Tus clientes y compañeros, te describen como un gran psicólogo…
-Sí, siempre he dicho que cuando entraba una cuadrilla al bar, me bastaba con ver la cara que ponían al oír la música para saber qué estilo preferían.

-Y también que siempre has sido un gran amante de charlar en la barra. ¿Cuáles son los temas estrella en el Ostendi? ¿Han cambiado en todos estos años?
-No, siempre he sido fiel a mi personalidad y aquí se ha hablado siempre de deporte, sobre todo de pelota a mano. También ciclismo y, cómo no, de fútbol, aunque yo no sea un gran aficionado. Lo que nunca han entrado son los debates de política.

Fuimos los pioneros en poner la música alta. Aunque la gente mayor se quejaba, conseguimos atraer a mucha juventud.

-¿Cuál crees que es la principal cualidad que hay que tener para regentar un bar?
-Sobre todo, atender rápidamente, en cuanto entra el cliente. Después seguirás con la conversación que estás teniendo, pero no se puede dejar a alguien esperando. Y cuando le hayas atendido, seguir con un ojo en cada esquina por si alguien más necesita algo.

-El sábado celebraste una fiesta para conmemorar el aniversario. ¿Qué sensación te dejó?
-Estoy como una abeja, libando todo lo que pasó. No tengo palabras para agradecer todo el cariño que me transmitió la gente que vino a visitarme. Había personas de todas las edades, con cuadrillas que se volvieron a reunir después de un montón de tiempo en el que no se veían.

-Además recibiste un homenaje del Ayuntamiento y de tus compañeros de profesión.
-No me lo esperaba. Hasta me puse a llorar de la emoción. Fue un día maravilloso que me dio un montón de energía para aguantar unos cuantos años más. Todavía vamos a dar alguna sorpresita un día de estos.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text css=”.vc_custom_1458292501912{margin-top: 15px !important;padding-top: 25px !important;padding-right: 25px !important;padding-bottom: 25px !important;padding-left: 25px !important;background-color: #f0f0f0 !important;}”]

Lourdes -mujer de 'Kali'-, Matías (Vancouver), Pili (Mesón), el homenajeado con la placa recibida por sus compañeros, y Larruskain.
Lourdes -mujer de ‘Kali’-, Matías (Vancouver), Pili (Mesón), el homenajeado con la placa recibida por sus compañeros, y Larruskain.

Jon Peli Larruskain – Tipi Tapak

“Kali ha sido un referente para varias generaciones”

Uno de los numerosos clientes habituales de ‘Kali’ ha sido Jon Peli Larruskain, que ha acabado al mando de su propio bar, el Tipi-Tapak. Entre otros compañeros de profesión, obsequiaron al dueño del Ostendi con una placa conmemorativa. “Para la gente de Matiena, siempre ha sido un referente desde muy jóvenes”, recuerda. “Fue allí donde mucha gente del pueblo empezó a conocer el ambiente de los bares y se hizo sus primeras juergas”.

El local de Oregi era un punto de encuentro para celebrar cenas de amigos, “o pasar un buen rato en Carnavales, fiestas de Matiena… Kali siempre ha estado ahí, dispuesto a lo que fuera para varias generaciones”, añade.

Como hostelero, las principales lecciones que Larruskain ha aprendido de ‘Kali’ son “el saber estar, tener paciencia y pasárselo bien detrás de la barra”. Y también destaca “que haya conseguido combinar el dar comidas durante el día con mantener un buen ambiente de copas por la noche. Hacer todo eso bien es muy difícil hoy en día”.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]

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