Un comercio local en peligro de extinción

Dicen que donde hay comercio, hay vida. Si eso es cierto, podemos asegurar que algunos barrios de Durango agonizan, como las zonas de San Roke y Alluitz, unas de las más degradadas de la villa. Y están a punto de morir porque los pequeños negocios luchamos solos. Frente a la impunidad de unos cuantos que no cumplen las leyes. Frente a un Ayuntamiento que se niega a escucharnos. Frente al abandono de nuestras calles, sin iluminación, ni mantenimiento.

Y esta lucha diaria, nos enfrenta a situaciones que no entendemos. ¿Por qué nuestras pequeñas empresas tienen que cumplir escrupulosamente las normativas, mientras otros las ignoran? ¿Por qué a algunos se nos controla cada paso que damos, mientras otros actúan a sus anchas? ¿Por qué esa doble vara de medir?

Nos da la sensación de que solo se vigila a quien intenta cumplir con la ley, mientras que a quien la infringe a la vista de todos se le da carta blanca.

Y esta indefensión se agrava al sentir que no tenemos a quién acudir. Al pensar que el Ayuntamiento ignora nuestras peticiones de ayuda, nuestra solicitud de un foro donde debatir y trabajar juntos. Tenemos ideas para revitalizar las calles, para diseñar unas zonas comerciales más sensatas, para convivir juntos por el bien del pueblo. Lo que no tenemos es nadie que quiera escucharnos.

A veces nos da la impresión de que quieren que cerremos todos y acabar con la vida comercial en nuestras calles. Van por buen camino.

Escrito enviado por los propietarios de Frutería Mabel, Alimentación Ina, Obrador San Roke, Martxel Harategia, Periódicos Marpa y los taxistas Pedro Moreno e Iñigo Zabala.